La policía local de Inca Isabel Nadal ha interpuesto una demanda por acoso psicológico en el trabajo –más conocido como mobbing– contra un oficial que era su inmediato superior jerárquico y supuesto acosador, el mayor Baltasar Perelló, por presuntamente hacer caso omiso de las denuncias de la supuesta víctima, y contra el Ayuntamiento, al que responsabiliza de dejadez, con el resultado de agravar su empeoramiento de salud. La agente dice haber sufrido en los últimos tres años traumas psicológicos, ataques de asma por los que ha requerido ir a urgencias, derivados de la ansiedad y el estrés al que estaba sometida, y hoy en día sigue un tratamiento psiquiátrico al fin de mejorar su condición psíquica y poder volver al trabajo con tranquilidad.

La policía asegura que a raíz de una queja verbal presentada en octubre de 2007 ante el oficial referido, éste le mandó un sms a su teléfono móvil que ella no respondió, lo que "desembocó en un verdadero acoso laboral" hacia su persona, que dura hasta la fecha. Unos días más tarde de aquel incidente, según reza la demanda, Isabel Nadal acudió al despacho de su jefe para hablar con él, "y éste se dirigió a ella con actitud intimidatoria, invitándole de forma agresiva a salir del despacho".

Hoja de servicio

A partir de entonces, según la versión de la denunciante, el oficial dejó de rellenar las hojas diarias de servicio de la agente, con lo cual ésta no sabía qué trabajo debía atender en la unidad de gestión interna de la Policía Local de Inca a la que estaba adscrita. El vacío a la que empezó a someterla su superior tenía como único objetivo que la agente "abandonara su puesto de trabajo", reza la demanda.

Desde noviembre de 2008 hasta junio de 2009, la agente estuvo de baja por embarazo. "A partir de su reincorporación, después del permiso de maternidad, los agentes más afines al oficial demuestran un cambio de actitud laboral hacia ella, hablándole a las espaldas, llamándole ´subinspectora´, propinándole calumnias en su sitio de trabajo, y en modo particular seguía haciéndole mobbing su jefe, con la ayuda de una compañera", como asevera en la denuncia.

La agente afirma que informó al consistorio de su situación y, si bien se hicieron amagos de abrir una investigación, la víctima ha terminado por denunciar "la falta de diligencia del Ayuntamiento en el desarrollo del expediente sancionador que nunca se llegó a incoar, por voluntad del Mayor Jefe Sr. Baltasar Perelló y de la alcaldía, prefiriendo ´dejar pasar´ un acoso laboral antes de tener que abrir un expediente sancionador".

Al parecer, la única solución que se ofertó a la agente fue un traslado al centro de información juvenil, que ella finalmente rechazó. Sin embargo, un decreto de alcaldía fechado el 29 de junio de 2010, la destinó a dicho lugar de trabajo "bajo las órdenes del regidor de Juventud, con lo que se deduce que con horario diferente, sin uniforme, realizando tareas administrativas que nada tienen que ver con la gestión policial, sin hoja de servicio y sin mando asignado".

Tras su negativa al traslado, mediante otro decreto hace unos meses se asignó a la agente a labores de vigilancia en la casa consistorial de Inca. Según su versión, allí se le obligaba a permanecer durante siete horas al día de pie y sin poder sentarse en ningún momento ni hablar con otros trabajadores municipales ni ninguna tarea asignada.

El exalcalde Pere Rotger se la encontró hace unas semanas casualmente y, tras informarle ella de su situación, la agente ahora ha sido destinada a la calle, con labores de policía normal. La agente Isabel Nadal reclama una indemnización de 10.000 euros, que se reconozca que ha sufrido acoso laboral y recuperar su plaza original.