Caras de pocos amigos son las que reciben los empleados de Correos que desde hace semanas entregan a domicilio los recibos de la contribución en base al nuevo valor catastral que tienen las casas de Alaró. Son cinco las notificaciones que deben firmar los propietarios de 1.700 construcciones -la mitad de las existentes en el pueblo- para recordarles que su vivienda se ha revalorizado con efectos retroactivos a cinco años atrás. Lo que significa que tienen que abonar de forma inmediata cifras que están entre los 500 y los 5.000 euros o más, según las características del inmueble y su última actualización catastral.

La revisión del catastro la impulsó hace tres años el Ayuntamiento para recaudar de acuerdo al valor real de las construcciones. Para ello, lo comunicó a la Agencia Tributaria y ésta desplazó a un técnico a la localidad que ha inspeccionado todas las casas del municipio con visitas, reuniones con vecinos e inspección de fotos aéreas. El resultado ha sido la tramitación de estos 1.700 expedientes, la mayoría de ellos para comunicar un aumento considerable de valor.

El resultado es que cada año el consistorio recaudará 100.000 euros más, excepto este ejercicio, que con los atrasos prevé ingresar 400.000 euros extras.

El alcalde reconoce que ahora Alaró paga uno de los IBI más altos, puesto que al valor real se le sigue aplicando uno de los tipos más elevados que fija la ley.

"Es de justicia, paga más el que más tiene"

El alcalde, Joan Simonet (PP), defiende esta actualización por un tema de justicia social: "Pagará más el que más tiene. Hasta ahora, algunos grandes propietarios no pagaban nada". Niega que sea una subida de impuestos, pero reconoce que estos ingresos salvaron las cuentas municipales del año pasado. Sobre la posibilidad de frenar la revisión ante la actual crisis, responde que sería injusto prorrogar una situación en la que medio pueblo no pagaba correctamente.