"De heredero universal he pasado a ser el gran perjudicado". Toni Román Obrador Rigo (Palma, 1945), conocido popularmente como de Can Gerrer (por parte de padre) o de Can Rigo (madre), se muestra indignado con el reparto de la herencia de su tía Antonia Rigo Cabrer, fallecida a finales de 2002 a los 88 años de edad. La relevancia social y económica de sus antepasados felanitxers han convertido el caso en un hervidero de rumores. Y más aún por las declaraciones del sobrino, que no se muerde la lengua y ofrece todo lujo de detalles. Denuncia la actitud de su hermano Juan y, de sus tres hermanas, a Bel.

—¿Cómo calificaría el caso del reparto de la herencia de su tía?

—Un complot, una canallada, un acto criminal. Con el último testamento, el 21, me han robado cerca de 5 millones de euros.

—¿Cree en la Justicia?

—No. No puedo creer nunca por el simple hecho de que no se ha tenido en cuenta que el documento en cuestión (el testamento) es posterior al 2002 y está en pesetas en lugar de euros. Se debería anular. Hay precedentes de otras sentencias de tribunales que han dicho que los documentos no son válidos por ello. Mi hijo, para la tía su ojo derecho, no ha recibido ni un céntimo de la herencia.

—¿A quiénes culpabiliza a nivel familiar o del entorno?

—El que más daño me ha hecho es mi hermano aceptando la herencia, firmando en mi nombre sin mi autorización porque Bel le ha ofrecido dinero por llevar la finca de s´Hort de Boscana (entre carretera de Vilafranca y Felanitx). Esto de la firma constituye delito, seis meses de prisión si le denuncio. También ha tenido un papel protagonista mi hermana haciendo ir a la tía a cambiar el testamento y el notario Antich, de Inca, consintiendo todo lo que consintió. La criada de la tía también influyó en todo este proceso, en el que por cierto no coinciden determinados horarios ni datos.

—¿Va a seguir recurriendo para defender sus derechos?

—Me lo estoy pensando. Seguramente sí. Y si ellos me demandan a mí pues perfecto, porque diré toda la verdad en el juicio.

­­—¿No fue posible alcanzar un acuerdo con su hermana a fin de evitar conflictos y escándalos?

—Lo intenté cien veces, propusiéndole dividir s´Hort de Boscana, de 56 cuarteradas. Yo he trabajado allí unos 30 años, potencié la vaquería pasando de 20 a 200 vacas, fundando Llet Mallorquina y sufriendo múltiples calamidades. La tía me reiteraba que la finca sería mía por todo lo que la luchaba y quería, me la merecía. Al final a mi hermana le sugerí que al menos yo me pudiese quedar con siete u ocho cuarteradas ya que tengo ultraligero, hangar, pista, herramientas de hace veinte años... Pero no, ella, que se quedaría con las casas y los pozos buenos de agua, lo quiere absolutamente todo. A mi me bastaría el avión, la pisteta i anar a volar...

—21 testamentos entre 1996 y 2002. ¿No es surrealista?

—Toda esta historia da para una película o un best-seller. Lo que ocurría es que cada vez que la tía hacía un testamento a favor mío, por h o por b lo comentaba a la criada y la criada a mi hermana...

—Usted asegura que a su tía le hizo ganar mucho dinero.

—Una barbaridad. Además de la venta de la finca de su esposo Toni Tugores, Can Gelat, por más de doscientos millones de pesetas, y de los beneficios de la vaquería que impulsé, le hice invertir en la Bolsa, comprar acciones, consiguiendo muchos millones. Por ello, hace unos treinta años ya me regaló una buena casa en Portocolom, donación que se hizo efectiva tras su fallecimiento.

­—¿Y qué se queda la hermana a quien tanto critica?

—Todo menos la casa de es Port. Aparte de s´Hort de Boscana, un solar extraordinario que yo hice comprar a la tía en s´Arenal de Portocolom, que ahora vale una fortuna. También se queda con joyas, brillantes enormes y diamantes, calculo de un valor superior a 300.000 euros. La tía, en vida, conmigo fue generosa, pero este desenlace final es injusto. Al otro hermano y demás hermanas les dio unas 600.000 pesetas a cada uno. A las monjas de la Providencia de Felanitx, un piso al ser el tío pariente de la fundadora. Y a la criada, otros dos pisos de la misma finca e incluso un garaje.

—Parte de tanta riqueza tiene el origen en su abuelo indiano.

—Así es. El abuelo Antonio Rigo Sagrera fue muy famoso, un fenómeno, y alcalde de Felanitx. Viajó con dos pesetas a Santo Domingo y luego a Puerto Rico. Le robaron pero, a base de trabajo, hizo fortuna tras descargar sacos de sal en el muelle, administrar una fábrica de azúcar y una vaquería, le tocó la lotería y fundó negocios como bares, pastelerías y restaurantes: La Mallorquina, La Riqueña, Fuente de Soda y La Bombonera. Hizo un dineral, vendió La Bombonera a un primo suyo y regresó finalmente a Felanitx. Si vas a La Mallorquina, en la misma calle que La Bombonera, alucinas al contemplar una foto-mural del paseo marítimo de Palma, con los molinos, de mediados del siglo pasado. Esta foto la llevó la tía.

­—¿Qué hizo con las ganancias?

—El abuelo compró Son Joi, Boscana, Boscana Nou y Vell, l´Anzell, etcétera. Un montón de fincas compradas al conde de Peralada, de Sant Martí. Apuntar que la casa del abuelo, un palacio, también se la ha quedado la hermana.

­—Y los familiares por parte de su padre, ¿fueron también ricos?

—Muy conocidos. El abuelo fue juez y un hermano suyo fundador del hospicio y capellán (Mateu Obrador), fundador a su vez de la iglesia de es Carritxó.

­—¿Qué cree que haría la tía si estuviese viva y viera este lío?

—Cogería una metralleta y haría un desastre. Faria net.

­—Con su currículum artístico, ¿cómo es posible que no triunfara en el panorama musical?

—No me quejo de lo conseguido con la música y otras labores. Admito que con el huerto me obsesioné, digamos era mi porvenir.