El viejo cuartel de carabineros y de la Guardia Civil de la Colònia de Sant Jordi desaparecerá completamente. El alcalde, Tomeu Lladonet (UM), ha señalado a este diario que "la decisión está tomada", por lo que se prevén unas inminentes y rápidas obras de derribo, seguidas del pertinente acondicionamiento de la zona. De esta forma, el primer edil regionalista indica que "no se perderá la subvención conseguida con el Pla E del año 2009".

Cabe recordar que en un pleno municipal que tuvo lugar en enero de 2009, se acordó con cosenso el proyecto de derribar el antiguo cuartel para prolongar y dotar de servicios un tramo de la calle Sol. Con esta operación, el Ayuntamiento se quedaría con un solar y el Ministerio de Interior, tres. Al tener conocimiento de esta iniciativa, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics se opuso frontalmente, reivindicando la conservación del edificio por su singularidad y valor patrimonial, sugiriendo incluso posibles atractivos futuros como la apertura de un museo sobre el negocio clandestino del contrabando o la pesca. El 1 de octubre de 2009 el consistorio saliner, dirigido por el alcalde socialista Sebastià Burguera, permitió que se reemprendieran las obras de demolición del inmueble. ARCA, que advirtió de recurrir a la Justicia, denunció: "Consumada la imperdonable destrucción". Ni la suspensión de las obras ordenada por el Consell, ni la consulta a Delegación del Gobierno, habrán servido a los defensores de la supervivencia del viejo cuartel, finalmente no merecedor para las instituciones públicas de ser catalogado.

El cuartel fue proyectado en 1919 en los terrenos de la finca de sa Vall, según historiadores.