Con un ambiente caldeado tras los incidentes entre defensores y detractores de la fiesta una semana antes, Fornalutx celebró ayer el correbou que inicia sus fiestas patronales sin incidentes y con una mayor presencia de la Guardia Civil, que controló en todo momento los accesos al pueblo y el desarrollo del acto.

Juguete, un toro de unos 270 kilos, inició el recorrido a las ocho de la mañana desde la zona de s´Alqueria, en la parte alta del pueblo, atado con cuerdas a los cuernos y conducido por un grupo de jóvenes.

El correbou ha estado marcado este año por los incidentes que la performance de la asociación Anima Naturalis originó hace una semana y que finalizaron con insultos, un intento de agresión a los activistas y tres expedientes abiertos por la Delegación del Gobierno a los antitaurinos por "provocación".

La acción de esta asociación ha sido rechazada por otros grupos ecologistas, como la Sociedad Protectora de Animales y Baldea, que la tildaron de "provocación" y de "paso atrás" en su trabajo contra las fiestas con animales. A pesar ello, ambas consideraron "intolerable" la violencia contra los antitaurinos.

Estas entidades también destacaron la predisposición al diálogo de alcalde Joan Albertí (PP). En los últimos años, el consistorio ha modificado algunos aspectos de la celebración, como el bautizo del animal, durante el cual se le colocaba una corona de laurel, y ha acortado el recorrido por las calles del pueblo.

Este año también se ha suprimido el momento en que el toro era acercado a la fuente de la plaza para darle de beber ya que "era el momento en que se molestaba más al animal", afirmó Albertí.

A diferencia de otras ediciones, cuando el correbou se celebraba en fin de semana, la edición de ayer también tuvo una menor asistencia de público debido a que era día laborable, otro de los compromisos adquiridos por el alcalde ante las entidades proteccionistas.

A pesar de ello, centenares de personas, en su mayor parte jóvenes, acompañaron al toro en su recorrido por las calles del pueblo en un tranquilo correbou que transcurrió sin incidentes remarcables después del vespre del bou.

Como manda la tradición, después de la celebración el animal fue conducido al matadero y su carne será repartida después entre los vecinos del pueblo.