Alberto González Ferrades (Santander, 1944) llegó hace 36 años a Mallorca. Vocal y portavoz de la plataforma Alternativa al Tren Xarxa de Mobilitat de Llevant, habla con una mezcla de indignación y esperanza sobre el futuro del tren-tram al que, dice, el colectivo se opone por razones "económicas y paisajísticas". Más de 2.100 personas se han unido a ellos vía Facebook.

–Ahora que ya han empezado las obras del tren hasta Artà y se han subastado las vías, ¿todavía confían en que el proyecto no concluya?

–Así es. Es inviable e innecesario, somos un territorio muy pequeño. Ya nos hemos reunido con Mabel Cabrer y el alcalde de Manacor, Antoni Pastor y hemos quedado satisfechos. El PP nos ha prometido que si ganan las elecciones del próximo mayo, paralizará el tren-tram. No creemos que Antich pueda mantenerse en la presidencia.

–¿Por qué el tren-tram es tan negativo?

–Porque no responde a criterios de rentabilidad económica, es antisocial. Es la imposición del PSOE y el seguimiento de sus socios del Bloc, que han vetado cualquier reflexión conjunta, para no perder los votos que da el tren. Según los estudios de los propios Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM), para que el tren-tram sea rentable son necesarios 639.000 pasajeros anuales. Este año, las líneas de bus entre Manacor y Cala Rajada (Capdepera), han llevado a 85.000 en todo un año. Juzgue usted mismo. Hasta los buses turísticos van vacíos en verano.

–Mucha gente opina que su oposición responde únicamente a que son un colectivo afectado de forma directa por las expropiaciones.

–No es cierto. Tan sólo un 20% de los miembros de Alternativa al Tren están afectados directamente por las nuevas vías. Y todos luchamos por la sostenibilidad del entorno de Mallorca. Fíjese, además de los 400.000 metros cuadrados de los que ya disponía SFM en propiedad, y pese a que el nuevo trayecto pasará por el mismo sitio, el Govern ha expropiado hasta 600.000 metros cuadrados más de manera inexplicable.

–¿Entiendo que si es así, protestarán también contra las ronda y autovías previstas por el Consell en la zona?

–Depende. La rondas de circunvalación son necesarias para descongestionar de tráfico los centros urbanos. A lo que sí nos oponemos con rotundidad es al tramo de autovía proyectada por Carreteras desde Manacor a Sant Llorenç.

–¿Han hablado ustedes con el Govern?

–Lo hemos intentado pero el president Antich simplemente no nos quiere recibir. Nosotros sólo queremos exponerle nuestros argumentos, nada más, pero no hay manera. El próximo día 2 de septiembre tenemos una reunión con el director general de Movilidad, Antoni Verger.

–Pero si que les han interpuesto hasta cuatro contenciosos administrativos a la Conselleria.

–No, nosotros hemos interpuesto uno, otro la plataforma Un Passeig sense Tren de Manacor, y dos particulares. Aunque ya hay muchos propietarios que nos han anunciado que también demandarán en breve.

–Pero el tren-tram es una reclamación que durante más de una década ha unido a los alcaldes del Llevant.

–Porque se ha vendido como un tren bucólico y un viaje idílico. Pero si para ir de Artà a Palma usted tarda casi dos horas y media, está claro que práctico no lo es. Además, como le decía, esta ya fue durante su historia una línea deficitaria. Ya tuvo que cerrar dos veces por no ser rentable, y eso que el convoy transportaba también mercancías, cosa que no hará este. Los alcaldes, excepto Pastor, han mirado hacia otro lado, quieren el retorno del tren-tram a toda costa, cueste lo que cueste. Y la realidad es que nos va a costar 190 millones de euros a todos, sin contar la electrificación, que va aparte...

–Sus quejas recientes se enfocan hacia la deforestación de los aledaños de las vías.

–Es algo palpable, evidente a simple vista. Han arrasado con todo sin miramientos. Pero, ¿dónde irá a parar la tierra de cultivo de las exportaciones, y las piedras y la mayoría de los árboles? Es el segundo negocio para muchos. Ni el PSM, ni los partidos verdes ni el GOB han dicho esta boca es mía.

–¿Qué alternativas plantean ustedes?

–Un amplio sistema de buses verdes ecoeficientes, y un recorrido de vías verdes, una red de caminos forestales que hemos calculado que costarían 1,3 millones de euros, nada que ver con el tren-tram.