"La destrucción del entorno rural en el Llevant de Mallorca va a todo tren", según la asociación Alternativa al Tren, muy crítica con el proyecto de extensión de la línea ferroviaria que se está ejecutando entre la ciudad de Manacor y Artà. "Sobre todo las zonas de las estaciones, donde dejan escombros y material de obra y los talleres de nueva planta de Artà y Son Carrió, son las áreas más afectadas y donde se ve mejor el desastre medioambiental de esta faraónica infraestructura", sentencia.

En contraste, particulares, colectivos y entidades a favor del tren y fuentes de los ayuntamientos de Manacor, Sant Llorenç, Son Servera y Artà, implicados en la iniciativa impulsada por la conselleria de Movilidad del Govern, admiten cierto impacto aunque siguen defendiendo la recuperación del trazado ferroviario e incluso nuevas extensiones hasta Cala Rajada, Porto Cristo o Cala Millor. En este sentido, el alcalde de Sant Llorenç, Mateu Puigròs, se refirió ayer a los pertinentes estudios de impacto ambiental que amparan las obras. Puigròs apuntó que, en el caso de Sant Llorenç, acebuches y encinas son transplantados en la finca municipal del Camp Vell. Por último, abogó por la potenciación del transporte público precisamente con el servicio de tren, confiando en que determinados tramos arrasados puedan ser en parte reforestados en el futuro, contribuyendo a la imagen medioambiental.

En opinión de Alternativa al Tren, "en los proyectos observados en exposición pública no había el detalle constructivo de la restauración de las estaciones ni tan solo el proyecto básico de los talleres de nueva construcción de Artà y Son Carrió. No sabemos qué impacto urbano tendrán estas nuevas infraestructuras que se proyectan en suelo rústico en las afueras de los dos núcleos de población y en un entorno rural".

Los contrarios al plan del Govern también reprochan: "La deforestación y los movimientos de tierra son considerables, y ya se han comenzado a contruir los caminos de reposición, que también consumen mucho territorio. Calculamos que estos caminos en total tienen más de 40 kilómetros para permitir a los residentes poder cruzar las vías. La Conselleria no ha informado sobre el total de caminos rústicos (camades) que cortan para que pueda pasar el tren".

Alternativa al Tren concluye: "Los políticos aún están a tiempo para renunciar al tren de Llevant. Se pueden aprovechar las obras realizadas hasta ahora para convertir el antiguo trazado en vías verdes y las antiguas estaciones en áreas de servicio; así se evitaría pavimentar, electrificar y llenar de acero y de catenarias" los terrenos.