Catalina Salvà Matas (Llucmajor, 1982), arquitecta, acaba de obtener la séptima mejor valoración dentro de los Premios nacionales a la excelencia en el rendimiento académico. Afincada en Barcelona, su proyecto final de carrera por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), aboga por la reutilización de una cantera abandonada como espacio idóneo para un nuevo cementerio local.

–¿Qué hace falta para ser la séptima mejor estudiante de arquitectura, a parte de una nota media de un 8,41?

–Hay que presentar unos requisitos mínimos. El expediente de la carrera, el currículum, del que también se valoran aspectos no relacionados como puedan ser las exposiciones, y después la nota media se combina con la de la promoción.

–¿Por qué un cementerio como proyecto final de carrera?

–Este en concreto está diseñado no para estar integrado en el pueblo, sino en la marina, para dar cobertura a las urbanizaciones cercanas. Recabé información en el Ayuntamiento sobre cómo debían estructurarse legalmente y qué podía hacerse. Investigando sobre el paisaje y sus posibilidades, uní una cantera abandonada con la idea del cementerio. Es un espacio soterrado, idóneo para la distribución que buscaba.

–¿Pero las canteras abandonadas no deben ser rellenadas?

–El Plan Director Sectorial de Mallorca así lo estipula. Las tengo todas localizadas y estudiadas Estoy convencida que si se presentan otros usos y son factibles, eso cambiará... aunque para algunas ya sea demasiado tarde. Otro aspecto que no juega a favor es que la muchas son privadas.

–¿Para qué más pueden servir?

–Es lo que estoy desarrollando en el doctorado de la UPC. Podrían actuar también como museos o salas de exposiciones de pequeño volumen. Se trata de crear espacios de un bajo impacto tanto paisajístico como visual.

–Usted ahora se especializa en arquitectura del paisaje precisamente...

–Efectivamente, estoy trabajando en la línea de paisaje y territorio, combinándolo como jefa del equipo especializado en Aldayjover arquitectos. En otros países, como Francia, es una carrera en sí misma.

–¿No le interesa la construcción de casas?

–Digamos que me interesan más los espacios públicos, a un mayor nivel territorial. Evidentemente que las casas son una parte importante, pero hay que integrarlas en el terreno y saber de dónde nacen.

–¿Cómo es a nivel arquitectónico Mallorca?

–Hay arquitectura muy buena en general y muy arraigada a nivel constructivo. El marés por ejemplo, es un material primitivo que ofrece muchas y buenas posibilidades. El problema es que la ocupación de la costa durante las últimas décadas ha desvirtuado lo bueno que hay. Falta mucha sensibilización territorial.

–¿Piensa volver a Mallorca?

–De hecho estoy colegiada en la Balears, así que mi deseo es regresar.