Unas 500 personas, entre vecinos, comerciantes, restauradores y hoteleros, se manifestaron ayer por las principales calles del Port de Pollença para denunciar el "abandono" del núcleo costero y reivindicar al equipo de gobierno UM-PSOE inversiones que vuelvan a colocar al puerto en la vanguardia del turismo. Detrás de una pancarta con el lema de la protesta, Tots junts salvem ´eu´ Moll, los manifestantes, que iban cargados con silbatos y numerosos carteles reivindicativos, culminaron la marcha en las oficinas municipales del puerto, donde entregaron un documento con las principales demandas acompañado de un listado con 2.338 firmas.

Entre las principales reclamaciones de la organización, figuran la necesidad de habilitar más aparcamientos en la zona, más viales de acceso a las playas desde la ronda para evitar que los turistas pasen de largo, parques infantiles, zonas verdes, una mayor limpieza pública, mejor señalización para los visitantes y un mantenimiento más efectivo, entre otros servicios. Durante la marcha, se gritaron consignas como impuestos de primera, servicios de tercera o Francisca, dimite, el pueblo no te admite, en referencia a la delegada del Moll, Francisca Ramón (PSOE).

En la oficina municipal del Port se vivieron algunos momentos de tensión, cuando la socialista Ramón intentó hablar a los manifestantes con un megáfono, un gesto que fue respondido con gritos de "dimisión". Otro episodio tenso sucedió cuando una veintena de participantes intentó entrar en el edificio, donde estaban reunidos el alcalde Joan Cerdà (UM) y su socia Ramón con una delegación de los manifestantes.

Al finalizar la reunión entre representantes municipales y manifestantes, el alcalde Cerdà explicó que "respetaba" la protesta, aunque "no compartía" parte de las demandas al considerar que escapan de las competencias municipales y que necesitan acuerdos con otras instituciones superiores.

Cerdà negó que en el Port no se hayan realizado inversiones durante los últimos años y se comprometió a mejorar aquellos aspectos del "día a día" como la limpieza, que en breve estrenará un nuevo servicio con el doble de presupuesto, el mantenimiento o la reforma de algunas plazas.

Por su parte, Francesc Cabrer, uno de los organizadores de la protesta, lamentó que el Port haya pasado de ser referencia turística en la isla a un núcleo abandonado. "Sabemos que hay turistas que han dejado de venir", apuntó.