Una investigación realizada durante los últimos años por la delegación balear del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha inventariado diferentes puntos de agua termal natural en la zona sur de Llucmajor, Costitx, Lloret y Puigpunyent, además del ya conocido de Sant Joan de la Font Santa (Campos), del que se tiene constancia desde época romana. Los expertos destacan los usos directos que podrían llegar a darse a estas manifestaciones termales, una posibilidad que deberían constatar futuros estudios en profundidad.

Según informan desde el IGME, una de las áreas más importantes es la de Llucmajor. Aquí, ya se conocía la existencia de pozos con agua caliente desde hace años, pero no se habían investigado con detenimiento. A unos 500 metros de la localidad en dirección a sa Ràpita, se ha encontrado un pozo cuya agua alcanza una temperatura de 51,6 grados, dentro de los límites de una fábrica de escayolas. Los sondeos realizados han descubierto también que, a 700 metros de profundidad, la temperatura alcanza los 71 grados.

En este sentido, los expertos recuerdan que, cuando una bolsa de agua subterránea presenta unos valores superiores en cuatro grados a la media de la temperatura en superficie (18 grados), ya se considera algo anormal.

Los técnicos del IGME apuntan que está pendiente aún el análisis sobre el volumen de agua que albergan estas manifestaciones termales. Aún así, señalan el potencial geotérmico que podrían llegar a tener si tuviesen una capacidad importante, y recuerdan las funcionalidades que se le ha dado a esta fuente de energía en otros países, sobre todo en los nórdicos.

Un potencial por descubrir

Siguiendo datos de la Asociación Internacional de Energía Geotérmica, el principal uso directo que se le da en el mundo a este tipo de agua caliente es el destinado a piscifactorías. En segundo lugar, se sitúa el potencial más conocido, el que tiene para los balnearios. A continuación, figura su uso en calefacción, en invernaderos y en industrias (para desecar vegetales o fabricar jabón).

En el caso de Mallorca, es un potencial que, por lo general, no ha sido tenido muy en cuenta, según indican fuentes de la delegación balear del Instituto Geológico y Minero, que explican que los propietarios de este tipo de pozos ven como un problema el tener agua caliente, ya que no la pueden beber y porque al estar cargada de sustancias (como sulfatos) tampoco la pueden utilizar para regar los campos. Con todo, sí que en algunos casos ha habido un aprovechamiento de este tipo de energía. Así sucede en la actualidad con el balneario de Sant Joan de la Font Santa. Y, también, hasta hace unos años, se aprovechó el pozo de Païssa, con características termales, para calentar el invernadero que había en la propiedad.

Otras áreas de la isla donde se ha constatado la existencia de puntos geotérmicos son Costitx y Lloret, donde se inventarió un pozo con el agua a 40 grados. Sin embargo, en estas zonas, el análisis realizado por la delegación balear del IGME no ha sido tan completo como el que se hizo en el municipio de Llucmajor. También se ha catalogado un pozo de agua termal en Puigpunyent, dentro de un recinto privado.