Ermita del Puig de Santa Llúcia, de la Mare de Déu del Roser o del frare Oleza. Tres denominaciones para identificar lo que entre los ciudadanos de Manacor se conoce popularmente como s´Ermita. Un oratorio construido entre 1919 y 1960 y que desde hace doce años sufre un abandono social e institucional que degrada a su vez la antigua ermita primigenia del siglo XVII, y que parece ahora estar en vías de solución. Los Dominicos, actuales propietarios de los terrenos, ya han llegado a un acuerdo con el Consell de Mallorca para rehabilitar la zona y convertirla en un albergue juvenil.

"El estudio ya está hecho y el futuro centro proyectado", recordó ayer el padre Braulio, quien fuera el último portavoz de la orden en la ciudad hasta la marcha de los últimos Dominicos en 2001, indicó que "estamos sólo pendientes de la firma definitiva", que se prevé será en los próximos meses tras las expulsiones de los miembros de UM encargados del Medio Ambiente insular. El acuerdo estipula su uso general para los próximos 25 años.

Actualmente, además de la antigua iglesia y del oratorio del siglo XX (es la única ermita manacorina a escasos tres kilómetros del casco urbano), en los años noventa el Casal de la Pau, dependiente de la parroquia de Es Convent, edificó una estancia adicional donde concentrar los servicios de cocina y baño a fin de poder acampar o acompañar las celebraciones religiosas.

"Nadie la quiere"

Desde hace una década s´Ermita es objecto de polémica. En 1960, la familia del padre Lorenzo Caldentey donó la propiedad a la orden de San Domingo, que intentó cederla cuarenta años después a la parroquia local. Al final la operación no se oficializó. "Nadie la quiere. La ofrecimos a todas las instituciones sin ningún resultado", insistió el padre Braulio, "no tenemos frailes suficientes y tuvimos que cerrar, si pudiéramos nos deshiciéramos de ella mañana mismo. A los ciudadanos de Manacor no les interesa".

Preguntado por la dejadez del conjunto arquitectónico y del camino bacheado que lleva hasta él, el actual rector de la iglesia de Els Dolors, Andreu Genovart, respondió subrayando que "durante años he hecho todo lo que estaba en mis manos pero no ha habido manera".

Ayer, una de las estancias que llevan hasta el interior de la iglesia estaba perforada en su parte superior y con una escalera de acceso apoyada entre despojos y con signos de estar habitada ilegalmente.