Un año más, los ´pollencins´ vivieron con gran emoción y altas dosis de euforia la llegada del Pi de Sant Antoni a la Plaça Vella de la localidad, aunque tuvieron que lamentarse varios incidentes a lo largo de la jornada.

El suceso más grave afectó al regidor municipal de Obras, Deportes y Fiestas, Miquel Ramón, que tuvo que acudir de urgencia al hospital de Son Llàtzer a media tarde al perder parte de dos dedos de una mano durante la davallada, cuando durante las maniobras de traslado del pino intentó corregir la actuación de un joven, según diversas fuentes, y en el intento su mano quedó atrapada entre las cuerdas de arrastre y el árbol, lo que le provocó las amputaciones.

Además, la fuente de la plaza de la Almoina volvió a amanecer sin el gallo que la corona, un incidente que ya ocurrió hace unos años, aunque ayer la figura de hierro pudo ser recuperada después en el interior de un ´fogueró´ próximo a la plaza.

Aparte de estos sucesos que empañaron la fiesta, la davallada del Pi de Sant Antoni cosechó una gran participación. Unas 3.000 personas acudieron por la mañana a Ternelles para ir a buscar el pino de más de veinte metros que había sido cortado el pasado 8 de enero. Allí, como es tradición, los presentes almorzaron de pa amb oli amb arengades, regado con vino y mesclat, ingredientes imprescindibles de la fiesta. Sobre las siete de la tarde, el árbol apareció por las estrechas calles que conducen a la Plaça Vella, donde esperaba una gran cantidad de gente que no quería perderse las maniobras de entrada del pino. Posteriormente, el árbol es izado con un sistema de cuerdas y poleas que lo sujeta fuertemente en vertical para que resista las embestidas de los numerosos jóvenes que intentan la escalada por el tronco pelado y untado con jabón. En la corona del árbol espera el premio, una cesta que contiene un gallo vivo, además del reconocimiento popular .

Con muchas dificultades, el pino logró ser plantado sobre las 21 horas. Aquí empezó el festival de los aspirantes a coronar la cima. Poco más de media hora después, Jaume Torrandell lo coronaba. Contó con la inestimable colaboración de su hermano, que lo ha escalado cerca de una decena de veces.

Además

· No es un juego de niños– El incidente que le causó al regidor Miquel Ramón la amputación de parte de dos dedos demostró una vez más que la ´davallada´ del pino, combinada con los excesos alcohólicos, no es apta para cualquiera.

· Unas 3.000 personas acuden a Ternelles– La excursión para ir a buscar el pino a Ternelles, que en esta ocasión no sufrió restricciones de paso, contó con la presencia de varios miles de personas.