Aunque pueda parecer baladí, el descuido del que debe ser futuro alcalde de ses Salines, Tomeu Lladonet (UM), que no invitó al presidente de la Junta de distrito de la Colònia de Sant Jordi y socio de gobierno, Antoni Perelló (PSOE), ni a ninguno de sus vocales a la Fira de Oportunidades que se celebró en la localidad costera el pasado fin de semana, puede tener consecuencias en el devenir del cambio de alcalde previsto para el próximo 16 de diciembre, según el pacto suscrito en 2007 por el propio PSOE+Progressistes (3 regidores), UM (2) y NIL (2); estos últimos ya fuera del equipo de gobierno y ahora en la oposición, completada por el PP (3) y Sud (1).

"Es una falta de respeto a todos los coloniers ya que se quiera o no, Perelló es el alcalde pedáneo", señaló ayer el líder de Sud Unificat, Toni Bonet, quien dijo que su voto para que Lladonet sea el nuevo alcalde en substitución del socialista Sebastià Burguera "está ahora mismo muy complicado".

De la misma opinión era la presidenta del PP local, Maria Bonet, quien descartó el apoyo al regionalista y adelantó que "si hay que votar nos votaríamos a nosotros mismos, ya que no firmamos un cambio en la alcaldía y por tanto no interferiremos a favor de nadie".

Dentro de PSOE+Progressistes el propio regidor de Hacienda, Antoni Perelló, no comparte el relevo de UM: "Todo son tonterías que denotan la talla política de determinadas personas y que hacen bastante difíciles las cosas". El PSM tampoco quiere que su componente en la coalición, Cosme Orell, utilice su voto en favor de Lladonet después de lo acaecido en Campos, mientras que el primer edil Burguera sí que seguiría en principio los términos del acuerdo, un apoyo de momento insuficiente.

Lladonet se limitó a defender que invitó a la oposición y al alcalde "quien debió hacerla extensiva al resto de su grupo".