Cambiar los hábitos de los ciudadanos nunca ha sido fácil. Mallorca, una isla de fuertes costumbres, se resiste a las variaciones. El carril bici de Palma es sólo un ejemplo de ello. Amén de los inamovibles, también los hay acérrimos al célebre dicho popular: "renovarse o morir".

Ambas posturas reflejan el sentir de la ciudadanía de Llucmajor, cuyo Ayuntamiento ha proyectado la renovación del entramado urbano, una vasta propuesta que pretende activar la vida en la calle, creando un urbanismo "más amable" para el peatón y los resientes que habitan en él.

El paso de los años ha convertido el casco urbano de Llucmajor en un espacio caduco y obsoleto, que en opinión de muchos requería una transformación.

El documento inicial recoge desde cambios de sentido, peatonalizaciones, nuevos aparcamientos, restricción del tránsito rodado y nuevos accesos al centro, entre muchas otras medidas. Se trata de un informe preliminar, al que se irán añadiendo las propuestas que sean más viables, aclararon desde el Ayuntamiento, ante las reticencias surgidas en algunos aspectos.

Su presentación en sociedad ha dejado una retahíla de sugerencias ciudadanas. Las tres principales demandas se centran en la ampliación de la zona peatonal en Bisbe Taixaquet, tal y como ha solicitado recientemente el grupo socialista; el incremento de las plazas de aparcamiento y la puesta en funcionamiento de la tarjeta ORA para residentes; así como el establecimiento de una normativa o un reglamento específico para el tránsito de bicicletas que permita una correcta circulación tanto en los desplazamientos interiores como exteriores.

El equipo de gobierno, por su parte, se ha puesto manos a la obra. Según explicaron desde el Consistorio, los residentes contarán con el preceptivo bono de aparcamiento, tal y como disponen en la capital, y se instalarán aparcabicis en distintos puntos del centro, aunque aún se están estudiando los detalles para su funcionamiento.

El nuevo plan de movilidad cuenta con muchos adeptos. Aseguran que la peatonalización de la plaza, primera pieza del nuevo puzzle urbanístico, era "necesaria" y está siendo "muy beneficiosa". "No conozco ningún pueblo que no haya salido ganando con la peatonalización", explicó un vecino, que se mostró totalmente a favor de aquellas medidas que "pacifiquen el tránsito".

Los niños han sido uno de los grandes beneficiados. Y también las madres, que manifiestan estar más tranquilas que nunca.

Si bien, algunos comerciantes discrepan abiertamente. La restricción del tráfico rodado "no nos ha traído más que perjuicios", aseveraban desde el Forn de Can Guasp, cuya propietaria se queja de las dificultadas que sufren en la panadería para transportar el género. "El Ayuntamiento ha pensado con los pies", añadió visiblemente molesta.

Sus vecinos del Bar Colon, también mantienen ciertas discrepancias. Apuestan por la peatonalización pero manifiestan su preocupación por el traslado del mercado al paseo de Jaume III, una actividad que atrae semanalmente a decenas de personas al centro y que favorece el comercio.

Los propietarios de este emblemático establecimiento lamentan que se haya embellecido la plaza y que no se pueda utilizar para algo que siempre ha formado parte de ella. Algunos payeses y vendedores del mercado coinciden con ellos. "Es muy bonita pero nada práctica", comentan. Detallan en este sentido la incompatibilidad de espacios entre las terrazas y el paso de los camiones en el que traen los productos hasta la plaza, y prefieren, por tanto, trasladarse a la avenida Jaume III.

Otros comerciantes optan, sin embargo, por destacar el cambio favorable que está experimentado la zona. Tienen más espacio para las terrazas y eso ha conllevado más clientela, sobre todo por las tardes. Aún así, tienen dudas sobre el estado final de algunas calles por las que han preguntado al Consistorio sin que todavía hayan obtenido una respuesta.

Ante esta tesitura, el Ayuntamiento intenta ahora sortear los inconvenientes que van surgiendo por el camino, aunque esperan la progresiva aceptación a un proyecto que plantea una nueva filosofía de vida, otro modus vivendi al que los vecinos no están acostumbrados y que para muchos supone dejar atrás las comodidades, pero que sin duda tiene más seguidores que detractores.