Todo lujo tiene un precio. En los tiempos que vivimos donde todo se compra y se vende, el medio ambiente queda en ocasiones relegado a un segundo plano. Por la nada desdeñable cifra de 300.000 euros, cualquiera que disponga de tan vasta suma puede adquirir un pequeño pedazo de la Serra en la cima de sa Font Seca. Unos 1.300 metros cuadrados, donde poder construir un inmueble de 400 con vistas a la bahía de Palma.

La junta de compensación de esta urbanización, que se rige por el plan parcial de 1984, aprobó la última fase de su desarrollo dando rienda suelta a la construcción. Se reordenaron viales, y se parceló un solar anexo a Palmanyola, en la parte baja de la falda de la montaña, donde ya son visibles los primeros chalés unifamiliares. Ahora, le ha llegado el turno a la zona alta. Tras un paréntesis de varios años, la construcción en esta zona forestal se ha disparado. El ruido de las máquinas perforadoras sorprendió a los vecinos durante el verano pasado, cuando se ejecutaron nuevos viales y se procedió al reasfaltado de las calles. Hoy, los socavones y la consecuente deforestación de la montaña son visibles desde cualquier punto.

El alcalde de la localidad, Jaume Isern, aseguró desconocer las razones de su reactivación. "Damos licencias de obra porque el plan está aprobado", indicó Isern, que aludió así a que el Consistorio tiene las manos atadas ante la edificación del entorno. Según dijo, esta zona no está afectada por ninguna normativa proteccionista, y por tanto si cumple con la legalidad vigente el Ayuntamiento debe otorgar los permisos de construcción. Una legislación urbanística que se remonta a 1982, hoy objeto de adaptación al Plan Territorial de Mallorca. El anterior Consistorio redactó un anteproyecto que ha sido retomado por la corporación actual y que prevé ver la luz a finales de año.

En sa Font Seca la extensión de las parcelas oscila entre 700 y 1.300 metros cuadrados. Sus inmuebles no pueden superar el 30% de la superficie, dejando un mínimo del 40% del solar para jardín, explicó el alcalde. Asimismo, la altura máxima del cercado debe ser de un metro y el sótano no puede superar los ocho, prosiguió. Sin embargo algunas de ellas han obviado dichos parámetros.

La mayoría de las mansiones, como cualquier vivienda de lujo que se precie, se levanta sobre fortificados muros, y en sa Font Seca no son una excepción.

Sigue, además, sin estar recepcionada, como tantas otras urbanizaciones en la localidad, donde la crisis del ladrillo parece no haber sucumbido. Según comentó Isern, para que el Ayuntamiento asuma las competencias tiene que estar construida en un 50%, amén de los problemas técnicos que aún debe sortear la junta para ello. El Consistorio está pendiente de que se resuelvan para poder dotar la zona de servicios, detalló el alcalde.

Se estima que aún restan más de una decena de solares por edificar. Algunas de las viviendas más antiguas se hallan incluso fuera de ordenación porque se levantaron antes de que se aprobase el proyecto de urbanización.