La urbanización de Formentor, durante años convertida en refugio de alto standing, sigue dando que hablar. El último reducto urbanizable de la península norte ha vivido al margen de las leyes proteccionistas por su condición urbana o de falso urbanizable como expone una de las abogadas que lleva el caso, Antonia Gomila.

Ahora, la adaptación del Plan General de Ordenación Urbana de Pollença al Plan Territorial de Mallorca ha dividido a la comunidad de propietarios, entre los que defienden su desclasificación, o en su defecto una normativa urbana restrictiva que conserve el entorno, y los que apuestan por su contrucción.

La mansión que el magnate Alfonso Cortina, ex marido de Alicia Koplowitz, levantó en la zona hizo saltar las alarmas.

Ayer, el Hotel Formentor reunió de nuevo a la comunidad de propietarios de la urbanización para analizar la situación. Según detalló Gomila, la urbanización escapa de las medidas proteccionistas dictadas hasta la fecha –como el POT, el PORN de la Serra de Tramuntana y el Pla Territorial– porque se consideró que era una zona ya urbanizada, aunque el Consistorio para ello cometió ciertas infracciones. Según dijo, no se podían otorgar licencias puesto que carecían del proyecto de urbanización.

Ausencia de servicios mínimos

De hecho, sigue sin estar recepcionada por el Ayuntamiento al carecer de servicios como alcantarillado o alumbrado público en buena parte del recinto, tal y como confirmó el alcalde Joan Cerdà.

Para Gomila, el problema radica en la escasez de medidas sostenibles contempladas en el nuevo planeamiento urbanístico, ahora en exposición pública, al que se han presentado diversas alegaciones.

La abogada asegura que los baremos constructivos siguen siendo igual de permisivos. La superficie máxima para edificar se mantiene en los 2.100 metros cúbicos, una cifra que considera "una salvajada" y que da pie a levantar casoplones como el de Cortina. Gomila sugiere que se establezca un tope de 900 metros cúbicos y que sólo se pueda construir una planta, así como que se limite la tala de árboles, entre otros.

Para Gomila, Cerdà no ha cumplido con lo prometido, cuando ha declarado en muchas ocasiones que aprovecharía la adaptación al Plan Territorial para redactar una normativa respetuosa con el entorno.

La abogada compara el caso con lo sucedido en Es Guix, aunque uno de los inconvenientes de Formentor es que ya está urbanizado, apunta.

Algunas de las alegaciones presentadas aluden a la limitación de la llegada de golondrinas y a la afluencia de los turistas. En su opinión, el nuevo proyecto urbanístico también debería recoger la condición de Formentor como zona de alto riesgo de incendio y desprendimientos, así como el gran valor del medio que lo rodea.

Según explica, la mayoría está a favor de la construcción. Y aunque tan sólo restan algún solares por edificar, las prescripciones proteccionistas devaluarían tanto los inmuebles construidos como los proyectados, una tesitura que no interesa a muchos de los propietarios.