Diosdado Carbonell es un músico ambulante que cada día actúa en las escaleras del Calvari de Pollença. Dejó su Cuba natal para buscar mejor fortuna y considera que ha hallado el paraíso en Mallorca.

–¿Cuándo llegó a Mallorca?

–En 1997. Vine acompañando a Orlando Espinosa al piano.

–¿En qué trabajaba en Cuba?

–Trabajé para el ministerio de Cultura como músico. Estuve 33 años trabajando para la televisión cubana. Cuando me jubilé me adjudicaron una mensualidad que al cambio se queda en 15 euros.

–¿Y cómo sobrevive en Mallorca?

–Toco el piano en el restaurante Ancla y cada día acudo a la escalera del Calvari para sacarme un dinerito para los gastos y para mandar algo a la familia.

–¿Le gusta Pollença?

–Me encanta vivir aquí. Si me muero quiero que me entierren en esta bendita tierra. Déjeme que le cuente que yo padezco asma y desde que estoy en Pollença jamás me ha dado un ataque. La gente es muy buena y le gusta mi música.