La supuesta falta de medidas colectivas de seguridad y la ausencia de un apuntalamiento efectivo de la obra podrían haber sido una de las causas, según las declaraciones de los trabajadores ilesos, del desplome de las reformas del hotel Son Moll de Cala Rajada el pasado mes de diciembre.

Tres de los cuatro obreros que salieron indemnes de la tragedia comparecieron ayer en el juzgado de primera instancia e instrucción número dos de Manacor para, durante más de tres horas, relatar sus impresiones sobre cuál era el estado de la seguridad que presentaba en aquellos días la infraestructura hotelera y poder discernir así las causas materiales de la muerte de cuatro operarios a finales del año pasado.

"Si bien la seguridad personal era buena, no en cambio las medidas colectivas, que eran deficientes", recordó el trabajador Javier Gutiérrez, quien señaló además que "la obra no estaba apuntalada como debería; aunque calificarla como la única causa del desplome tal vez sea aventurarse".

Miguel Navarro, otro de los trabajadores encargados de la remodelación de la primera planta del Son Moll aquella mañana, relató: "La empresa nos cuidaba al milímetro, no podíamos quitarnos el casco ni para ir al baño", pese a que reconocía acto seguido una cierta dejadez en el afianzamiento de la infraestructura. "Todavía tengo el miedo en el cuerpo, porque estuve a dos centímetros de no poder contarlo, unos cascotes impidieron que el resto de escombros me cayeran encima y me salvaron la vida", comentó. Además de declarar de forma minuciosa lo sucedido ante los nueve abogados de la causa, los trabajadores pormenorizaron a la prensa sus impresiones en primera persona: "Vi como caían los compañeros sin poder hacer nada; no pude dormir durante semanas", afirmó el mismo Gutiérrez.

"Todo era rápido y a destajo porque teníamos que tenerlo a punto para la temporada turística; nadie lo hace queriendo, pero no se tomaron las medidas correctas", observó Rodrigo Toro, que pese a no comparecer también formaba parte de la plantilla de albañiles aquellas jornadas. "Recuerdo que salíamos del bar de enfrente a las nueve menos cinco; si llegamos a salir dos minutos después, el número de víctimas seguro que hubiera sido mayor porque aquello era un embudo mortal", rememoró. Por su parte, el tercer y último de los obreros que declaró ayer por la mañana, de nacionalidad marroquí, no quiso realizar ningún tipo de comentario.

Compromiso de readmisión

Los tres trabajadores, pertenecientes a la constructora Truco S.L. (que formaba parte de una unión temporal de empresas para la reforma), confirmaron la promesa por escrito de la empresa de readmitirlos "en otras posibles obras o si se reabrieran las del Son Moll. Sin embargo, ahora estamos en el paro y sin demasiadas perspectivas para la temporada", admitieron.

A la pregunta de si volverían a trabajar en esas mismas condiciones de seguridad, los trabajadores coincidieron: "lo haríamos, pero sólo por necesidades económicas y de trabajo".

La causa judicial proseguirá el próximo jueves 5 de marzo con la comparecencia de los cuatro operarios heridos en el siniestro y que no pudieron declarar este lunes por falta de espacio.