Bernat Torres, natural de Lloseta, se dedica desde los nueve años al mundo del zapato. Trabajó durante treinta años en Lotusse y desde hace una década regenta en Inca un pequeño taller de reparación de calzado.

-¿Por qué decidió pasar de la fabricación de calzado a la reparación?

-Durante un tiempo me dediqué a ambos trabajos. Mi suegro llevaba el taller; cuando se jubiló, mi mujer y yo decidimos sacarlo adelante.

-¿Cuál es la reparación de calzado más solicitada?

-En un 95 por ciento, el trabajo se centra en recortar tacones. Hoy en día el calzado se fabrica con un tacón mucho más alto de lo que la mujer debe llevar.

-¿Qué ha cambiado en la fabricación de calzado?

- Se usa un tipo de material que parece piel, pero no lo es. Antes las suelas se cosían y ahora se pegan con componentes muy resistentes.

-¿Hay mucha competencia en Inca en su trabajo?

-Hay competencia desleal. Mucha gente trabaja ilegalmente en su casa, sin pagar impuestos. Cobran el trabajo a precio muy similar al nuestro. Lo peor es que las autoridades no hacen nada en contra de esto.

-¿La mayoría de clientes son del municipio?

-Viene gente de muchos pueblos de la zona. Hay clientes que vienen desde Manacor.