Okupas, a la vez que organizados y comprometidos con la convivencia en su comunidad. Así se definen en un edificio de la calle Santa Florentina, núcleo duro de Son Gotleu y terreno abonado para la okupación. El bloque consta de 24 viviendas, de las que 22 están okupadas. El resto, dos, están tapiadas.

En este entorno Lola Ortigosa ha puesto los cimientos para constituir una comunidad de vecinos que ella misma preside mientras trata de convencer al banco, dueño del piso en el que vive con su pareja, de que le conceda un alquiler social.

"Entré en este piso hace año y medio engañada. Un hombre que dijo ser el propietario me alquiló una habitación a mí y a la que entonces era mi pareja porque nos íbamos a casar y necesitábamos un sitio para vivir. Pero después de pagarle 300 euros desapareció. Y aquí estoy desde entonces", cuenta Ortigosa.

La mujer pidió al banco un alquiler social de 220 euros que nunca se concretó. "Me notificaron que debía estar dada de alta la luz y el agua. Les dije que eso era imposible porque yo no era la propietaria. No les engañé, les dije claramente que estaba okupando la vivienda, pero de eso hace tiempo y no he vuelto a tener noticias del banco", relata.

Ortigosa enfatiza que quiere normalizar, en lo posible, su situación. "Para qué nos vamos a engañar, tenemos 'enganchadas' la luz y el agua, pero no quiero esta situación, no quiero que parezca que estamos robando. Queremos unos suministros en condiciones, pagándolos como hacen otros, pero el banco de momento no accede. Por lo visto hay una orden de desahucio pendiente contra el anterior propietario", subraya.

Con el paso de los meses la mujer y su nueva pareja, Juanjo de la Paz, y su prima, Angustias Cortés, han ido tejiendo relaciones con la mayoría de vecinos del edificio, en la misma situación que ellos. Ella fue nombrada presidenta de la comunidad y su prima, vicepresidenta. "El banco tendría que darse cuenta de lo que estamos haciendo, nos merecemos una oportunidad. Hemos cambiado puertas, ventanas y tuberías, pagándolo todo de nuestro bolsillo. Pero en mi caso el banco me dijo que solo negocian alquileres sociales con propietarios que no pueden pagar, no con okupas. No se dan cuenta de que somos su mejor opción porque si nos vamos, o nos echan, a los cinco minutos las mafias ya habrán entrado en los pisos", afirma Cortés.

Las paredes del 'hall' de entrada y de la escalera del edificio están recién pintadas. Y cuelgan carteles en los que se insta a los vecinos a mantener limpios los espacios comunes. "Entre todos pagamos la comunidad y los desperfectos que van apareciendo", asegura la presidenta. "Me ha costado mucho levantar este bloque. No había ni libro de actas, nada. Llevar unas normas es muy complicado, pero hay solidaridad entre nosotros", añade.

Ortigosa y su pareja creen que lograrán resistir hasta doblegar la voluntad del banco. "No me iré a la calle después de haber invertido 5.000 euros en pintura, paredes, tuberías... Esto cuando llegamos era el Bronx, horroroso. Constituí la comunidad después de asesorarme con un abogado. Sacamos un montón de basura, pintamos, nos robaron la puerta. Esto estaba lleno de ratas, cucarachas. Había gente que no tenía costumbre de bajar la basura. Cobro una ayuda, es muy poco. Pero lo poco que gane lo seguiré invirtiendo en mi casa", asume la mujer.

Presidenta y vicepresidenta afirman que los vecinos "mantienen a raya a las mafias y a los toxicómanos" que de vez en cuando se asoman a su portal. "Aquí no tenemos ese tipo problemas que sí tienen en otras comunidades. La gente sabe que estamos organizados y no suele haber problemas", destaca Ortigosa.

Las dos mujeres están asesoradas por la Plataforma Stop Desnonaments. Alma Vives, portavoz de esta asociación, carga contra las entidades financieras: "No todos los okupas son mafias. Al contrario, muchas familias que se han visto en la obligación de okupar han sido víctimas de esas mafias. Están intentando hacer una labor social en los inmuebles y los bancos les niegan un alquiler. Es el banco el que debería pagar los gastos de comunidad y de los desperfectos de las viviendas".