El inicio del desmantelamiento del poblado gitano de Son Banya "no tiene marcha atrás". Así lo afirmó ayer el alcalde, Antoni Noguera, después de que un grupo de residentes amenazaran el pasado viernes con recibir "con palos y piedras" a las brigadas que, los próximos 17 y 18 de abril vayan a iniciar el derribo, por orden judicial, de las primeras 45 chabolas del poblado, además de una construcción.

Noguera afirmó que doce de las 16 familias de las afectadas, que recibirán ayudas del Ayuntamiento, ya disponen de otra vivienda fuera del poblado. El Ayuntamiento se ha comprometido a poner una casa a disposición de las cuatro familias restantes si no ha han conseguido el día de la demolición.

El alcalde recordó que, para conseguir estas ayudas, las familias afectadas deben cumplir una serie de requisitos, entre los que señaló que se han comprometido a seguir un plan municipal de ocupación, no estar relacionadas con la venta de drogas, no terner causas judiciales pendientes y a escolarizar a sus hijos.

Preparando el dispositivo

Noguera recordó asimismo que el acuerdo del desmantelamiento del poblado de Son Banya cuenta con el apoyo de todos los grupos políticos municipales. El alcalde no espera que, cuando se inicie el desalojo y la posterior demolición de las chabolas, haya una especial oposición.

En cualquier caso, tanto la Policía Local como la Nacional mantendrán un dispositivo que garantice que los trabajos ordenados por la justicia se realicen sin incidentes.

Para la primera autoridad municipal desmantelar el poblado es algo histórico porque en sus cincuenta años de funcionamiento "solo ha traído tristeza y muerte a Palma y Balears".

Asimismo, destacó el "trabajo inteligente y responsable" realizado por el Ayuntamiento que se ha comprometido a dar una "segunda oportunidad a las familias" que cumplan con los requisitos.

Noguera valoró también el trabajo "riguroso y profesional" realizado por el Ayuntamiento y otras instituciones" con el fin de alcanzar el objetivo "acabar con el supermercado de la droga" en tres años. La intención de Cort es derribar las chabolas en cuanto se queden desalojadas.