Más de un centenar de personas se han congregado esta mañana en el puerto de Palma para protestar contra "los impactos sociales y ambientales del turismo desmesurado" en general y contra el crucero más grande del mundo en particular: el Symphony of the Seas.

El buque, con capacidad para 9.000 personas, ha amarrado hoy a las ocho en el puerto de Palma por primera vez. "Venimos a decirle ´hola´ y ´adiós", ha indicado Maria Bover, miembro de Palma Ciutat per a qui l´habita que ha leído el manifiesto: "Nuestras islas necesitan poner límites a la intensificación del turismo masivo".

Tanto Bover como Amadeu Corbera, presidente del GOB, han lamentado que el Govern haya reconocido que la situación es delicada pero que no vaya más allá de "declaraciones simbólicas" y no haga nada "escudándose en que no tienen competencias". Corbera ha instado al Govern a reunirse con Cort, el Consell y Autoridad Portuaria para afrontar el problema. Bover ha recordado que desde el Consolat de Mar se mencionó limitar un número máximo de cruceros al día, pero que ni eso se ha intentado regular.

El presidente del GOB se ha mostrado satisfecho con la protesta pese a que solo ha congregado a algo más de un centenar de personas ya que el objetivo era "hacer ruido mediático, llamar la atención y plantear el debate". Ha recordado que es la primera protesta contra los cruceros y ha augurado que aumentarán las movilizaciones contra el turismo masivo y el debate se irá extendiendo cada vez más.

Durante el manifiesto, los organizadores aseguraron que el buque consume en tres días tanta energía como el aeropuerto de Palma en un año: "No queremos este monstruo en nuestro puerto".

Entre los lemas vistos en las pancartas estaban "Ja no hi cabem", "Stoppoluttion of the seas" o "Stop Cruises Palma". Y entre los lemas coreados, el ya habitual "Palma Ciutat per a qui l´habita no per a qui la visita" y otro clásico reformulado: "Mallorca será la tomba del turisme".