La cofradía castrense de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de la Paz abrió ayer la procesión de la Dolorosa desde Sant Nicolau a la iglesia de l'Anunciació. Su paso portado por costaleros marcó un ritmo más lento a la comitiva. Era la primera vez que tomaba parte en ella ya que, hasta ahora, procesaba el Miércoles Santo, en uno de los desfiles suprimidos este año.

No fue el único cambio en la procesión de ayer, que como la de Santa Clara del lunes, incorporó a cofradías huérfanas tras los cambios en el programa de Semana Santa. También el recorrido de los penitentes varió respecto al año pasado. Tras salir de Sant Nicolau, la procesión se encaminó hacia la plaza Chopin, Tous i Maroto, Conqueridor, Born, plaza Joan Carles I y prosiguió, a diferencia del año pasado (que se encaminaba por Jaume III), por calle Unió hacia la Rambla. De allí continuó por la cuesta del Hospital, hasta llegar a l'Anunciació.

Muchos fueron los que se apostaron cerca de Sant Nicolau para ver salir a las cofradías que acompañaron a la Virgen de la Dolorosa en su camino hasta la iglesia de la Sang para reencontrarse con su hijo. Una vez más, fue una procesión solemne y respetuosa, bastante silenciosa excepto por la música de las bandas que acompañaron a algunas de las cofradías.

Mucho antes de la hora de inicio de la salida de la procesión -que comenzó puntual a las nueve de la noche- los alrededores de Sant Nicolau ya daban muestra del apego de los cofrades por esta procesión. Sin duda la solera de la Real Cofradía de Penitentes de la Virgen Dolorosa es decisiva a la hora de arrastrar al resto de agrupaciones, ya que por detrás de la Antiquíssima Confraria Creu de Calatrava, es la más antigua de Palma. Y mucho más lo es su talla, obra de Guillem Galmés, que data de 1865.

Probablemente la Juventud Oratoniana desfiló con el cofrade más joven: un pequeño de alrededor de un año de edad perfectamente ataviado con su traje de nazareno y abriendo camino a sus hermanos.

Muchas cofradías repetían ayer peregrinaje por el casco antiguo tras haber participado en la del Cristo de la Agonía. Entre ellos, los Penitentes de Sant Jeroni con sus rudimentarios trajes de tela de saco y cadenas.