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Palma a Palma

Nubeterapia

Nubeterapia

La idea de la curación por el paisaje ya estaba presente en muchos escritores y artistas románticos. Y fue recogida por el gran filósofo Gaston Bachelard. Se trataría de considerar los elementos naturales como medicina. La contemplación, la identificación con valles, marinas y montañas, como una terapia especial para los males del alma.

Pero si hay un elemento curativo dentro de ese contexto amplio del paisaje son las nubes. Hoy, por ejemplo, se alinean en grandes perspectivas. Se pierden en el infinito. Cúmulos blancos y nítidos. Con una base rectilínea, plana. Como si el artista de los cielos los acabara de pintar. Como si en lugar de estar en una isla nos moviésemos por la meseta castellana.

La nubeterapia sería entonces la disciplina de encontrar funciones sanadoras en las nubes. En cuanto uno tiene una mala época y va al médico, lo primero que le recetan es descanso y si la cosa es ya algo seria unas pastillas. Pero nadie le receta mirar las nubes. Las nubes son una epifania de la existencia. Porque se transforman incesantemente. Nos obligan a ponerles atención en la forma concreta que tienen en ese momento. Ahora parece un elefante, ahora un perro, ahora un barco, ahora no se sabe. Y solo durante ese corto lapso de tiempo, generalmente unos pocos minutos, conserva la analogía. Luego ya se transforma en otra cosa. De manera que, para empezar, las nubes nos enseñan a disfrutar del tiempo por sí mismo. A aceptar las cosas como son en cada momento y no de una forma fantasiosamente perpetua. Además, las nubes cambian sus colores y materias. A veces parecen sólidas, como algodones. Otras semejan visillos casi traslúcidos. Espesas, deshilachadas, vaporosas siempre. Si nos dejamos llevar por ellas nos muestran las diferentes facetas de la vida. Que no siempre es sólida ni material. Y no por eso deja de ser cierta.

Las nubes avanzan, se combinan entre ellas. Nos marcan un camino pero también un orden de las cosas en el presente. Nos hablan del ciclo largo de la vida. Nos enseñan a esperar, a admirar la belleza del momento, a ser conscientes de las cosas que se desarrollan lentamente. Casi de forma imperceptible. Si las nubes curan, nosotros tenemos muy pocas farmacias de nubes. ¿Por qué Palma dispone de tan pocos miradores para admirar el cielo?

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