La gentrificación y la revalorización de los alquileres en Palma han conllevado 1.500 desahucios de inquilinos al año. Ese es uno de los datos que pone de manifiesto el estudio 'Los desahucios de marca Palma. Geografía de la desposesión de la vivienda a través de la crisis', que este sábado ha centrado parte de una jornada sobre alquileres justos organizada por Ciutat per a qui l´habita en el centro Flassaders.

Sonia Vives, geógrafa de la UIB y una de las autoras del estudio, junto a sus colegas Onofre Rullan y Jesús M. González, ha remarcado que en los años de la crisis de la burbuja inmobiliaria, entre 2008 y 2014, se produjeron 12.500 desahucios en Palma. La mayoría, un 77%, se llevaron a cabo en viviendas de alquiler, cifra que se traduce en una media de 1.500 desahucios de inquilinos por año en Ciutat.

Además, Sònia Vives ha explicado que estos desahucios se han llevado a cabo en barrios como Pere Garau-Foners, Camp d´en Serralta-Santa Catalina, sa Gerreria, Bons Aires y Camp Redó, de una forma más dispersa que los que tienen que ver con el impago de hipotecas.

Precisamente la ´marca Palma´ a la que se refiere el estudio -que ya fue presentado el pasado mes de mayo- delimita las zonas de Ciutat en las que los desahucios se han producido en pisos de alquiler o por ejecución de hipotecas.

Los primeros están relacionados con las turistificación y la gentrificación, con la consiguiente subida de alquileres, mientras que los segundos están relacionados con el empobrecimiento y su localización está más concentrada geográficamente: Son Gotleu, Pere Garau, Foners, Camp Redó y Son Cotoner.

El estudio, ha remarcado la geógrafa de la UIB, evidencia que "allí donde hay más desahucios" de inquilinos es donde "se concentra" la oferta de Airbnb, y que "la misma relación" se puede establecer con los establecimientos hoteleros y apartamentos. Y son los barrios donde las subidas de los precios de alquiler son más elevadas, ha añadido Vives.