Una comunidad de vecinos de Palma vive atemorizada desde que a principios de año una familia de 'okupas' se instaló ilegalmente en uno de los pisos. Desde entonces se han sucedido todo tipo de intimidaciones, insultos, denuncias y hasta un intento de agresión. "Vivir aquí en estas condiciones se hace muy duro, pero se irán ellos antes que nosotros", subraya Gabriel Font, presidente de la comunidad.

Todo empezó el 7 de enero cuando la familia, de etnia gitana, forzó la puerta de un piso vacío propiedad de Bankia que había embargado a una mujer por impago de la hipoteca. Los 'okupas', una pareja y tres hijos pequeños, han convertido en "insoportable" el día a día en la finca, denuncian los vecinos de este inmueble de diez pisos ubicado en el barrio de Foners.

"Me dijeron que habían alquilado el piso a un marroquí y cuando les pedí que me enseñaran el contrato para demostrarlo me amenazaron. Llamamos a la policía para denunciar que además habían 'puenteado' el contador de la luz para tener suministro. Uno de los agentes me dijo que había visto muchos casos así, y que no nos íbamos a poder librar de ellos hasta dentro de dos o tres años, cuando haya una sentencia judicial", recuerda Font.

El incidente más grave se registró hace dos semanas, cuando el presidente de la comunidad advirtió a GESA de que la familia disfrutaba de suministro eléctrico de manera fraudulenta para que se lo cortara. "Vinieron veinte o treinta personas, amigos y familiares de ellos, aporreando mi puerta y gritando que me iban a matar", cuenta Font.

Reincidentes

Dos agentes de la policía se personaron de inmediato en el inmueble e interrogaron a la familia 'okupa'. El padre negó los hechos. Al contrario, denunció que eran ellos los que sufrían acoso de los vecinos e indicó a la policía que Font se negaba a darles una copia de la llave de la puerta de la calle, que días atrás había sido cambiada. "Para mi sorpresa , los agentes me dijeron que o les daba una copia o me tendrían que llevar detenido. Así que tuve que darles una. Hasta que un juez no diga lo contrario, son los legítimos ocupantes del piso", relata impotente Font.

"Se inventaron que yo había pegado un manotazo a su hija , así que algunos de sus familiares me amenazaron de muerte y me dijeron que me iban a denunciar. Cuando la policía les dijo que necesitaban un parte de lesiones se echaron atrás, por supuesto", subraya Font, que denunció los hechos al juzgado.

Font, que vive justo debajo de la familia 'okupa', ha pedido una orden de protección.

Bankia, por su parte, ha denunciado la 'okupación', pero nadie en la finca alberga demasiadas esperanzas sobre una pronta solución. "Se van a tirar tres años aquí, hasta que haya una sentencia", cuenta uno de los vecinos. Todos ellos denuncian continuas intimidaciones, hasta el punto de que siempre que pueden evitan cruzarse con ellos en el portal. "Hacen ruido hasta la madrugada, gritan, a todas horas entra y sale gente del piso", lamenta uno de los afectados.

"Conducen un buen coche y parece que llevan un buen nivel de vida, pero no sabemos a qué se dedican. Y cuando les decimos algo, hacen chantaje emocional con los niños y te preguntan qué nos importa lo que hagan si el piso no es nuestro", relata otra vecina.

Pese a disfrutar, en apariencia, de una situación económica desahogada, no es la primera vez que entran ilegalmente en un piso. La familia ya había hecho lo mismo en un inmueble muy cercano al actual, creando los mismos problemas de convivencia con el resto de vecinos. Solo se fueron cuando hubo una orden judicial de desahucio, casi tres años después.

"Son unos profesionales de esto. Cuando nos libremos de ellos se irán a otro piso. Y luego a otro, se sienten impunes", relata una vecina.