? Durante años fue un solar abandonado. Sus paredes sirvieron de lienzo para algún grafiti notable aunque su fisonomía era más propia de descampado por el que ratas y mininos se enzarzaban en guerras. Pese a estar en un lugar privilegiado, con la certeza de que más tarde o más temprano se concluiría la reforma del Baluard del Príncep, de los arquitectos Torres-Martínez Lapeña, el IBAVI, propietario del solar lo sacó a subasta hasta en tres ocasiones, con las consecuentes rebajas en el precio de salida.

Con todo, el destino de este lugar privilegiado era el de alojar vivienda pública. De hecho ya contaba con la licencia de obra aprobada, con un proyecto del arquitecto Josep Llinàs, para llevar a cabo 26 viviendas de promoción pública. Estas viviendas ocuparían un solar de 2.000 metros cuadrados de superficie construida, por lo que cada piso rondaría los 100 metros.

Al final, el IBAVI renunció a las VPO en las que habrían vivido personas con pocos recursos y sacó a subasta este solar de Dalt Murada primero a un precio de salida de 4,1 millones de euros que rebajó a unos 3,5 millones. Se adjudicó a la empresa de Gabriel Mairata. El proyecto arquitectónico de Xisco Pizà y Se Duch es de 2013-2014.