Los arquitectos Francesc Pizà y Se Duch no paraban de hacer proyectos en tiempos de crisis. "Inventábamos", recuerda ella. La mayoría no pasaron de ser planos, dibujos, pero hoy uno de ellos es realidad. La arquitectura cobra sentido si cumple su función: ser espacio habitado. Este equipo de profesionales lo han llevado a cabo en el recién estrenado hotel Es Príncep, un cinco estrellas, situado en el Baluard del Príncep, y abierto sin aspavientos esta semana. Lamentablemente, Pizà no ha podido verlo acabado porque falleció en junio de 2016.

Al igual que el Casal Balaguer, otra de las obras de este equipo por el que recientemente se les ha otorgado el Premi Ciutat de Palma, el establecimiento hotelero es marca de la casa: arquitectura "sobria", sin grandilocuencia.

"Desde el primer momento pensamos que en este solar encajaría un hotel. Hicimos un estudio previo y buscamos a alguien para moverlo. Gabriel Mairata se interesó y se presentó a la subasta. Antes se habían anulado varias y la última, el Ibavi le adjudicó el solar a él. En 2012. El proyecto arquitectónico es de 2013-1014. Fue muy largo. La zona no estaba urbanizada. Estábamos en plena crisis y no se hacía nada", cuenta Se Duch.

Mairata adquirió además las dos fincas al lado del solar. Éste linda con las calles Bala Roja, San Cristóbal y al frente con el Baluard del Príncep. El proyecto creció hasta alcanzar su actual fisonomía: planta baja más cuatro alturas que acogen 68 habitaciones.

A simple vista, Es Príncep no parece un hotel. "El proyecto de fachada debía respetar el PERI, no debía destacar en el entorno, debía estar integrada en el lugar", indica la arquitecta. De hecho, parece un edificio de viviendas de la zona, la Calatrava, un barrio donde hubo curtidores de pieles. Esa huella persiste en el hotel ya que se encontraron las picas donde se curtía. Se han dejado a la vista. Los clientes se podrán poner en la piel de un príncipe.

Se Duch confiesa que "lo más complejo de esta obra ha sido la muerte de Xisco. Empezamos juntos y de repente me vi sola en un proyecto de hotel con más de sesenta habitaciones, tres plantas de aparcamiento subterráneo; además estábamos con el Casal Balaguer a la vez. Me dije a mí misma: ¡Adelante!"

Además del edificio de nueva planta, ella resalta los dos patios en su interior, al modo del modelo de casa con patio, que funcionan también como lucernarios, además de ventilar el espacio interior, "son como escenarios donde se dan vistas cruzadas", subraya Duch.

Los propietarios de este establecimiento quieren que "esté abierto a los mallorquines", de ahí que se le haya dado mucha importancia a los espacios comunes como el restaurante, el chef es Felipe Moreno, bajo dirección de Andreu Genestra; coctelería con Andreu Genestra; y la terraza en la última planta. Ayuda la plaza creada por Elías Torres, "un regalo" aprecia Se Duch, para conformar un nuevo entorno en sa Calatrava, que durante décadas ha estado abandonado. "Hemos hecho arquitectura austera", comenta la arquitecta.

El interior también es del estudio. Mobiliario y elementos decorativos son de Joan Pizà, Aina Bigorra. Los materiales empleados, nogal, piedra caliza, cobre y piel.