No solo no llovió, sino que el sol llegó a relucir ayer por la tarde para acompañar a la Rua de s'Arenal. Alguna comparsa falló, pero el desfile de carnaval por la primera línea de la Platja de Palma y reunió a una gran familia Lego, a Poseidón y a los habitantes de su reino submarino, a dimonis, a paellas y hasta a raciones de sushi con botes de salsa de soja incluidos.

Con un poco de retraso y esperando que la tregua que concedió la lluvia a la hora de comer se prolongase lo suficiente, la Rua de s'Arenal, que hermana a Palma y Llucmajor, inició su recorrido, desde territorio llucmajorer hasta la plaza de Les Meravelles, donde se había previsto el fin de fiesta con la actuación de Trencaclosques y un dj.

Miquel Serra, concejal de s'Arenal de Llucmajor, supervisó el comienzo del desfile, que por culpa del mal tiempo tuvo en vilo a sus organizadores durante toda la pasada semana. "Era muy complicado aplazarla, porque entrábamos ya en la cuaresma", comentó el edil.

La carroza de Es Gremi, con música a todo volumen, la de Ses Titelles de Canicas, con personbajes de fantasía, y la de Poseidón y el Mar, de la Amipa Els Tamarells, fueron grandes y ruidosas. El reino del mar contó con una variada representación de sus habitantes: el mismo Poseidón, seguido de caballitos de mar, sirenas, rayas, pulpos, cangrejos, peces, estrellas, unos disfraces muy elaborados y que fue premiada como la mejor carroza con 500 euros.

Los dimonis se hicieron notar y pegaron más de un susto al público. La aldea de los pitufos, un conjunto de huevos kinder, una comparsa de mariquitas y mariposas, otra de brodats mallorquins, a la que no le faltaban sus tambors ni carretes de hilo, hasta una momia arrastrando su ataúd desfilaron ayer. Las carrozas y comparsas consiguieron premios en metálico y los disfraces individuales, estancias en hoteles.