La Festa de l´Estendard de 2017 pasará la historia por ser la edición en la que el Consell se sumó a la celebración para conmemorar su nueva Diada de Mallorca el 31 de diciembre. No obstante, ambas instituciones intentaron salvaguardar sus espacios sin interferir en el protagonismo de cada uno. Mientras el presidente del Consell, Miquel Ensenyat, sacaba a la calle las mejoras galas de la institución y hacía desfilar a todos los alcaldes de Mallorca con sus varas, el primer edil de Palma, Antoni Noguera, no se quedó atrás y en su discurso reivindicó el poderío de la capital. Lo hizo con un balance grandilocuente de los logros realizados y lanzando las campanas al vuelo para el año que acaba de comenzar.

"En el año 2018 Palma vivirá una gran transformación social y urbana, tal vez la más importante de su historia moderna y contemporánea". El alcalde habló por enésima vez del bosque urbano del canódromo, la mejora del entorno de las montañas con la desviación de las torres de Son Puig y la conservación del Camí Reial. A todo ello sumó la renovación de la EMT, 140 viviendas protegidas, transformación de la vieja cárcel en centro de arte, rehabilitación de Can Ribes, pisos para víctimas de violencia de género, mejora de la red de casals de barris y la rehabilitación de Camp redó, entre otras muchas cosas. Todo ello Noguera lo anunció al tiempo que homenajeaba al alcalde republicano fusilado Emili Darder.

La mayoría de alcaldes de Mallorca salieron de la sede del Consell portando sus varas. Fueron en procesión hasta la Seu. Detrás de ellos la corporación municipal de Palma que ya se preocupó de dejar un espacio de más de 100 metros con la del Consell. El grupo de ediles palmesano fue el encargado de sacar de Cort el pendón real de la Reconquista y la cimera del rey Martí.

En la Seu les esperaba el obispo Taltavull que realizó una homilía reivindicando la acogida de refugiados y la identidad mallorquina, tanto cultural como ambiental.