Son ya veintisiete años los que lleva celebrándose el mercadillo navideño de Es Refugi y muchos los que se han convertido en fieles parroquianos de esta iniciativa solidaria. Uno de ellos, León López, ayer al mediodía ya había adquirido varios regalos para Navidad. "Más que nada es por colaborar con Es Refugi, por solidaridad", explicaba de su fidelidad a este mercadet nadalenc, instalado en el patio de La Misericòrdia hasta mañana.

Sus organizadores prevén que unas 5.000 personas pasen por esta carpa instalada en el patio de La Misericòrdia. Una hora antes de su apertura, ya había cola para entrar. "Este mercadillo es muy popular y también para lo que se destina el dinero. Además, hay regalos buenísimos", comentaba ayer Marieta Salas, fundadora de Es Refugi, junto con Gaspar Aguiló. "Los mediodías se rifan viajes a Cuba para dos personas, collares, una cesta de navidad espectacular y siempre toca", resaltaba Salas, sentada junto a Berta Truyols, quien vendía las entradas de acceso al recinto por un euro.

Principal fuente de ingresos

Este mercadillo navideño es la principal fuente de ingresos de Es Refugi, entidad que da de comer y un techo a personas sin recursos, un refugio, como su nombre indica, que funciona desde 1992 en Camp Redó.

En uno de los puestos del mercadillo, Margarita Juan y Dori Sánchez vendían el torró d'ametla tradicional elaborado por la asociación Dignitat i Feina, de Artà, que ofrece formación ocupacional a personas en exclusión social y, al mismo tiempo, promueve tareas relacionadas con el campo. "Pruébelo", insistían ofreciendo un turrón "como el de la abuela". Hace ya años que participan en este mercadillo, para su organización es una forma para darse a conocer y una "experiencia positiva", aseguraba Margarita. Dignitat i Feina, asociación sin ánimo de lucro de Artà, cuenta con clientes que acuden al mercadillo expresamente para comprar el turrón, solo de almendra y azúcar. "Este año, que ha habido mala cosecha, no hemos subido los precios", destacaba Dori para acabar de convencer de lo excepcional de su producto.

La Fundación Vicente Ferrer también tiene su parada, repleta de pequeños objetos decorativos, pañuelos tejidos a mano, joyas...

Un poco más allá, las antigüedades reclaman la atención de los visitantes. Marcos de cuadros, lámparas, objetos de decoración y muebles comparten espacio y requieren tiempo para ser valorados.

Paseando entre los diferentes expositores estaba Gaspar Aguiló, "satisfecho" de que un mercadillo que ayudó a poner en marcha hace tanto tiempo se haya consolidado como una de las citas solidarias prenavideñas.