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Sa Torreta

El triunfo de la naturaleza

Un arco floral en la calle de Can Savellà.

Palma está condenada a la desaparición. Puede que pasen cincuenta, quinientos o mil años. Depende de la economía, del clima o de las migraciones. Pero un día la ciudad será borrada de la faz de la tierra y de los mapas. Como Troya. Como la Palenque maya. Igual que la Nueva York de la escena final de la primera película de la saga El planeta de los simios, cuando Charlton Heston descubre la Estatua de la Libertad semienterrada en la arena.

Cuando Palma se esfume, su espacio será recuperado por la naturaleza. El mar se la tragará, como sucedió en Alejandría. O quizás sea la selva, como en la guatemalteca Tikal, redescubierta a partir de mediados del siglo XIX. Incluso puede ocurrir que la catedral quede bajo la arenas de un desierto.

La naturaleza acabará venciendo. Sin embargo, de momento es la civilización, el hombre, quien elimina la flora y modifica el paisaje. La riqueza que genera la isla y su clima atraen cada día más gente. Necesitamos más y más espacios para vivir, para gozar y para comprar. El territorio paga el precio.

Muy de vez en cuando, la madre tierra se toma una pequeña venganza. Como ejemplo, la fotografía tomada en la calle de Can Savellà de Palma, muy cerca de la plaza Quadrado.

Una planta ha superado el muro de su jardín, ha colonizado el cable eléctrico o telefónico que cruza la calle y se ha mudado a la casa de enfrente. Ha creado un arco vegetal que nos recuerda que hace 2.000 años habíamos conquistado apenas una mínima parte de la superficie de Mallorca. Y que un día el hombre volverá a ser derrotado.

La atrevida planta es la llamada flor de la passió - Passiflora caeurulea, es su nombre científico-. La denominación popular obedece a la semejanza del dibujo interior de la corola con la corona de espinas de Jesucristo; los cinco estambres serían las cinco llagas en el cuerpo; los tres estilos, los clavos con los que fue crucificado. Rizando el rizo de las interpretaciones esotéricas podría recordarse que Cristo venció a la muerte... igual que la naturaleza doblegará la obra humana.

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