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Memoria

Recuerdos del Cinema Iris

Hace décadas, este local congregaba a numeroso público que acudía a ver películas y espectáculos

Mari Carmen Fonoyet y Toni Quetglas, ante la fachada del Cinema Iris, abandonado desde hace años. manu mielniezuk

Quienes conocieron su esplendor afirman sentirse tristes por el estado de abandono del antiguo Cinema Iris, que durante años fue el centro de ocio del Vivero. Cerrado desde hace mucho, hoy es un viejo edificio tapiado con un gran agujero en su fachada por la que se meten adolescentes, sin temer hacerse daño. En el interior, lleno de suciedad y de escombros, los jóvenes se cuelan hasta la sala de butacas.

Pero hubo una época, aquella en que muchas barriadas tenían su propio cine, en que el Iris se llenaba de vecinos que pasaban allí toda la tarde. Primero, tocaba sesión de cine y, después, música en la sala Joana, que llegó a acoger una actuación de Serrat, recuerda Toni Quetglas.

Quetglas empezó a repartir fotos de las películas programadas en el cine con tan solo 15 años. Se encargaba de darles publicidad entre los negocios de la barriada. De todo el tiempo que estuvo vinculado a este cine guarda como si fuera un tesoro varios de aquellos folletos.

El Cinema Iris fue fundado por Francisco Alberti Vanrell y su hijo Francisco Alberti Palau, quien llegó a presidir la CAEB y era un gran aficionado al teatro. Era el 4 de abril de 1944 cuando se proyectaron las primeras películas: Mujer sin rumbo y Mujer sin rumboLaurel y Hardy en el Oeste.

Los filmes protagonizados por Sara Montiel, Manolo Escobar, Raphael, Joselito, Marisol, el Dúo Dinámico y Rocío Dúrcal fueron los más taquilleros, menciona Quetglas.

Algunos de los folletos que guarda Toni Quetglas. M.M.

A su lado, Mari Carmen Fonoyet comparte algunos recuerdos. Ella, junto a sus abuelos y sus tíos, trabajó en el Iris, haciendo un poco de todo: llevando el bar, encargándose de la limpieza, sirviendo en la sala Joana, de taquillera, de portera... El cine proyectaba películas tres días a la semana: el jueves, el sábado, con una sesión doble, y el domingo, cuando se hacían hasta tres pases. Y cada semana cambiaba la cartelera.

A las tres de la tarde, el Iris abría puertas y el bar ya estaba en marcha, explica Fonoyet. Se hacían variats, bocadillos, perritos calientes... Cuando las entradas se iban agotando, informaban por megafonía a quienes hacían cola de los asientos disponibles.

Cuando el negocio funcionaba a pleno rendimiento, daba trabajo hasta a 13 personas. Al cine iban vecinos del Vivero, principalmente, pero también gente de las casas de Gesa, del Rafal, del Pont d'Inca...

El ocaso del Iris

Tanto Toni como Mari Carmen retienen en su memoria imágenes muy claras del interior, de dónde estaba el bar, de la decoración, de la imponente lámpara de gran valor que colgaba en la sala y que ahora desconocen dónde estará... Con el tiempo, el cine cambió de propietarios y acabó siendo embargado.

"Francisco Albertí Palau decía que la televisión había acabado con el cine. Pero yo creo que fue el 600. La gente empezó a tener coche y cuando veía que había cola para entrar, se iba por ahí", afirma Toni Quetglas.

El bar del cine servía comidas y en él trabajan tres personas. M. C. FONOYET

Tanto quienes trabajaron en este cine como muchos vecinos no se resignan a ver el Iris como está ahora. Y mucho menos que suponga un peligro para la barriada, como han denunciado ante el Ayuntamiento de Palma. El antiguo cine está en un lugar por donde pasan muchos niños a diario, alumnos del colegio público Es Viver y los del club de baloncesto Hispania. "Se tendría que ceder a la escuela para que la puedan ampliar", propone Mari Carmen. Ya sea para el colegio o para otro uso social, la barriada quiere darle una nueva vida al Cinema Iris.

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