El Ayuntamiento de Palma, al igual que el resto de ayuntamientos del Estado, siguen maniatados por la denominada regla de gasto del ministro Montoro. En el caso de Palma el gasto en los presupuestos del próximo año solo puede crecer un 2%, lo que supone un incremento de nueve millones. Seis de ellos se van a destinar al pago de expropiaciones y los tres restantes a hacer frente a los compromisos adquiridos por el tripartido con los funcionarios municipales en concepto de carrera profesional, básicamente. Con este panorama, pese a que Cort ha finalizado los últimos ejercicios con superávit, se hace difícil la gestión presupuestaria, puesto que se da la paradoja de que el excedente debe destinarse mayoritariamente a reducir la deuda a largo plazo con los bancos. En estas condiciones, las inversiones que se puedan realizar recaen en buena medida en las aportaciones que hagan el Govern y el Consell de Mallorca de libre disposición a cuenta de los 30 millones de la Ley de Capitalidad, además de las que se puedan comprometer procedentes de fondos europeos o de otras administraciones.
Un cambio de uniformes tranquilo
Todos los empleados de la Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) lucen desde ayer nuevos uniformes. No hubo especiales problemas con la sustitución, más allá de algunos cambios de piezas debido a las tallas. Los empleados de la sección de aguas, que a partir de ahora vestirán las mismas prendas que los del departamento de Calidad Urbana, disponen ya de las tres mudas previstas en el convenio colectivo, mientras que los de esta última área solo tienen dos, aunque se prevé que en las próximas semanas les sea entregada también la tercera. Según un portavoz de la empresa el cambio se ha producido, al menos en lo que respecta al turno de mañana.
Siguen los obstáculos en las calles de gran afluencia
El pasado fin de semana se procedió a la retirada de las jardineras que obstaculizan el paso de vehículos en la calle de Sant Miquel. Alguno pensó que se debía a que el ministerio de Interior había retirado la orden que obligó a su instalación en las calles de gran afluencia de personas, aunque el motivo en este caso fue el de la celebración de la carrera contra el Cáncer.
