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El túnel del tiempo

El túnel del tiempo

En los años 70 hizo furor una producción de Irwin Allen: El túnel del tiempo. Dos científicos eran capaces de viajar a través de la dimensión temporal, y visitar otras épocas. Fue una serie televisiva tan popular que consagró la expresión "el túnel del tiempo" para indicar la mirada retrospectiva hacia el pasado, sea cual sea el terreno. Esa es una de las grandes aplicaciones de internet, relativamente poco explorada. La gente utiliza la red para mirar el tiempo, buscar hotel, comprar billetes, ver las noticias... Pero raramente le da un sesgo filosófico a sus navegaciones virtuales. Cuando grandes buscadores como Google nos permiten un ejercicio casi psicoanalítico de retrospección. Algo sin precedentes en la historia de la humanidad.

Ese nuevo "túnel del tiempo" tiene innumerables aplicaciones. Por la noche, en la tranquilidad de casa, comienzas a buscar tus referencias más remotas. Puedes seguir el rastro de algunos compañeros de escuela. Los ves convertidos en directores de escuela, economistas, o bien en la triste actualidad de las necrológicas. Otros, ni siquiera han dejado un rastro. Se han perdido para siempre en el centrifugado de los años.

Ya se sabe que los recuerdos traicionan. Libros, películas, músicas que hace muchos años que no frecuentas acaban de transformarse en las alacenas de la memoria, como esas patatas que se grillan y germinan. Estás convencido de que las cosas fueron de una manera, y muchas veces te equivocas.

Es otra función del "túnel del tiempo". Buscas las series de televisión, las pelis de tu infancia. Y contemplas con asombro que no son lo que recordabas. Vuelves a los estratos más profundos para confrontarte con la realidad de tu personalidad, generalmente embellecida por el paso del tiempo. Deformada por lo que tú querías que pasase, por lo que deseabas ver. Puedes buscar los productos que recuerdas de la niñez. Los jabones, las colonias, las naftalinas... La ropa, los tebeos, los diarios, las sintonías publicitarias... Puedes incluso pasear virtualmente por los lugares donde pasaste tus primeras vacaciones de verano y nunca has vuelto.

Todo está en internet. Si fuésemos capaces de asimilar todos esos procesos mentales referentes al pasado, conocernos más y separar las realidades, seríamos más sabios. Y tal vez más felices.

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