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Reconocimiento

Buenos Aires reconoce al mallorquín Martín Boneo

Los descendientes del que fuera Intendente de Buenos Aires celebran que la ciudad le dedique una calle a quien fue uno de sus "modernizadores"

Martín Boneo y Villalonga nació en Palma en 1759. Modernizó Buenos Aires.

En una de sus muchas visitas a Palma, Martín Boneo Sanse, trataranieto del militar y lugarteniente de Buenos Aires en el siglo XVIII, Martín Boneo Villalonga, ya indicó a este diario que el militar "fue un porteño famoso del siglo XVIII desconocido en el Buenos Aires del siglo XXI".

La semana pasada quien lleva años investigando a su familiar, a menudo buscando en el Arxiu Municipal, Can Bordils -que fue hogar de Antonio Boneo Villalonga-, hizo brincar la red social al compartir la buena noticia: "Después de dos siglos hemos logrado que Buenos Aires de este merecido reconocimiento a quien fuera su primer lugarteniente".

El 7 de noviembre, la Legislatura Porteña recibirá en audiencia pública a familiares y amigos que han propuesto que Buenos Aires dedique una calle a Martín Boneo y Villalonga. El boulevard sin nombre de la Avenida Francisco Bilbao, entre las calles Azul y Pergamino, situado en el barrio de Parque Avellaneda, Comuna 9 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pasará a llamarse Martín Boneo y Villalonga.

Palma pone su pica en Buenos Aires

Martín Boneo era marino. Llegó a Buenos Aires en la expedición que fundó el virreinato el Río de la Plata, al mando de Pedro de Cevallos, en 1776. Formó parte de la expedición que Carlos III envió en 1776 para recuperar tierras usurpadas por los portugueses, y también estuvo en las comisiones para fundar un nuevo virreinato. Boneo Villalonga formó parte de la escuadra cuyo objetivo era recuperar la colonia del sacramento y la isla de Santa Catalina, frente a Río Grande. En menos de tres décadas, este mallorquín modernizó la ciudad de Buenos Aires, a la sazón capital del nuevo virreinato. Entre otras destacadas actuaciones, reseñar que fue el responsable de empedrar algunas de las principales calles del centro de la ciudad, con piedra traída de la isla Martín García. En menos de un año las dieciocho cuadras principales de Buenos Aires estaban empedradas. Al mismo tiempo, promovió la construcción de una plaza de toros, hoy conocida como plaza de san Martín. Sería inaugurada por el virrey en 1801. Funcionó hasta 1808. En 1819 fue demolida. Otra importante acción que lleva la rúbrica de este mallorquín fue el dibujo del plano de la ciudad de Buenos Aires, elogiado por el historiador Alfredo Taullard.

Asimismo, no puede pasarse por alto el intento de modernizar el muelle del puerto, para el que contó con el apoyo de Manuel Belgrano, del consulado de Buenos Aires. Pero el rey paralizó las obras en 1804 y en 1805 fue destruido por una sudestada, la más fuerte que asoló la capital de Argentina según los historiadores. Son muchas más las obras que este mallorquín dejó. El historiador porteño Enrique de Gandía escribió: "El gran intendente de Buenos Aires, don Martín Boneo, es un personaje olvidado de nuestra historia. Ninguna calle recuerda su nombre y la ciudad le debe un sinfín de trabajos". Su final fue un exilio forzado. Casado con una criolla, fue expulsado de Buenos Aires, y regresó a Mallorca en 1804. "Tuvo que abandonar la ciudad que tanto amó por sus diferencias con el Cabildo, dejándolo a su familia, que ya no pudo volver a ver al morir en Palma en 1805", explica Martín B. Sanse. "Para la familia es muy importante el reconocimiento de la ciudad que tanto amó", añade.

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