Un mar limpio y una Bahía de Palma. Es lo que exigieron ayer los alrededor de 200 participantes en la cadena humana organizada por la asociación Ondine con la colaboración del colectivo Mallorca Blue, el GOB y la Federación de Vecinos. Tras este acto de protesta, que ocupó la práctica totalidad de la primera línea de la playa de Can Pere Antoni, los congregados se pusieron manos a la obra para limpiar la playa y recogieron unos 900 kilos de residuos a lo largo de toda la mañana.

Los desperdicios más comunes semienterrados en la orilla fueron toallitas higiénicas, que muchas personas tiran por el inodoro a pesar de los problemas y atascos que provocan; bastoncillos, que también son tirados por el váter incorrectamente; botellas y latas de bebidas; numerosos plásticos e incluso algunos semiquemados. Los residuos sanitarios llegan a la playa procedentes del emisario submarino que desemboca en Can Pere Antoni y vierte las aguas fecales al fondo del mar cada vez que llueve y la estación impulsora de Emaya se desborda, ya que está al límite de su capacidad.

Esta situación es denunciada continuamente por Mallorca Blue y el grupo ecologista GOB, que exigen a la empresa municipal que solucione el problema. El año que viene comenzarán las obras de un colector por la ciudad y un tanque de laminación en la depuradora del Coll d'en Rabassa que lo solventará parcialmente, pero Emaya, que cuesta 80 millones y sufragará el Gobierno central.