Los socorristas que durante el verano vigilaron las cinco playas de la ciudad atendieron cerca de 37.000 incidencias en el mar y en la arena. 32 fueron rescates y 95, evacuaciones. Cinco personas que intentaron salvar perdieron la vida. Estos y otros datos fueron desgranados ayer por la regidora de Medio Ambiente, Neus Truyol, en el balance de una temporada en la que "se ha incrementado mucho la presión humana en las playas de Palma, como en el resto de la isla", aunque el número de incidencias prácticamente fue el mismo que el año pasado. Esto significa para la responsable de los arenales urbanos que la labor de prevención que llevan a cabo los 37 socorristas contratados ha sido efectiva. "Explican a la gente cuáles son las buenas prácticas y les advierten cuando se inicia un comportamiento que puede ser peligroso para su vida o la de otros", según sus palabras.

Truyol también destacó que el servicio de atención en los puntos de accesibilidad para personas con movilidad reducida se usó en más de 600 ocasiones, por lo que estos usuarios "pudieron acceder al mar con tranquilidad", según indicó después de presenciar tres simulacros de emergencias entre los balnearios 13 y 14 de la Platja de Palma, frente al centro de ocio Palma Aquarium.

La empresa concesionaria de la vigilancia de las cinco playas y ocho zonas de baño que tiene el municipio, Emergències Setmil, efectuó tres supuestos: el choque de un kayak con un velomar, una parada cardiorrespiratoria y el avistamiento de un tiburón, un suceso que se produjo realmente este año y en el que intervinieron los socorristas y los especialistas de Palma Aquarium, con quienes tienen un convenio.

Los simulacros ayudan a los profesionales a "verificar que los protocolos son correctos", señaló la responsable política de Cort, quien detalló que los casos reales más graves este verano han sido los cinco fallecidos, además de siete paradas cardiorrespiratorias (dos de ellas se pudieron revertir en la propia playa). En cuanto a los 32 rescates, la mayoría (11) se realizaron en Cala Major; ocho fueron en Ciutat Jardí; otros siete, en la Platja de Palma; y hubo tres en Cala Estància y tres más en Can Pere Antoni, la playa más cercana al centro urbano de Ciutat.

Sobre la suciedad que llega a este arenal, denunciada de nuevo el lunes por el colectivo Mallorca Blue, la regidora recordó que se limpia todas las mañanas con un tractor que rastrilla la arena a 20 centímetros de profundidad y que el próximo año comenzarán las obras de un colector por la ciudad y un tanque de laminación en la depuradora del Coll d'en Rabassa con el fin de evitar que, cada vez que llueve, se produzcan vertidos de aguas fecales en la playa de Can Pere Antoni, lo que obliga a izar la bandera roja y prohibir el baño a los usuarios.