Diario de Mallorca

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Crónica de antaño

Las águilas en las antiguas procesiones de Palma

Procesión del Corpus en Pollença, con la participación de las águilas. J. Frau

Pollença es el único lugar de Mallorca que todavía conserva la antigua costumbre de sacar dos águilas en la procesión del Corpus. Hasta principios del siglo XIX, esta tradición estuvo extendida por muchas poblaciones de España. Palma fue una de ellas.

Una de las primeras noticias sobre águilas procesionales en la capital balear la encontramos en el Noticiario de Mallorca, conservado en el Archivo Capitular, donde se describe la procesión de acción de gracias de 1614, la cual había sido convocada por la parroquia de San Jaime. En ella aparecía, entre la comitiva, " una gradíssima àguila blanca, la qual anava batent les ales y de tant en tant obria el bech y axian diversos aucellets volant y aprés un colom, al qual aportà en el bech tota la processó". Es decir, una águila blanca que iba batiendo las alas y que de tanto en tanto abría el pico del cual salían diversos pajaritos, al mismo tiempo que en el pico llevaba atada una paloma durante toda la procesión. Este tipo de águilas también se documentan en esta época en otras ciudades como Manresa (finales del siglo XVI); Girona; Valls; Barcelona (1601); Madrid (1622) ... Según el historiador Gabriel Llompart estas águilas procesionales del siglo XVII, con la nube de pajaritos que le rodeaban, y con el pichón atado al pico, "no son más que una complicación al gusto de la generación barroca de las águilas que en los siglos XV y XVI tenemos bastante bien conocidas y que formaban parte, de modo especial, de la procesión del Corpus". Efectivamente, para el caso de Cataluña, Joan Amades documenta estas águilas medievales en diferentes ciudades: Barcelona (1.399); Cervera (1423); Girona (1513) ... Según Llompart, "el águila procesional, dada su posición, parece en el siglo XV haber venido a jugar el papel de una alusión al apóstol San Juan Evangelista". Recordemos el texto de Durandus en su Rationale divinorum officiorum cuando hace referencia a los cuatro animales que simbolizan a los cuatro evangelistas (el tetramorfos: san Mateo, un ángel; san Marcos, un león; san Lucas, un toro, y san Juan, un águila ): " Quator evangelistae para cuarteto animalia figurantur [...] Ioannes por aquilam". En este mismo sentido, los bestiarios medievales cuando se refieren al águila, hacen referencia al evangelista Juan: " Sent Johan Evangelista, qui's pinta en semblansa de àguila per tal com ell fo aquell qui parlà e viu d'aquestes alteses qui dites son; car ell fo aquell qui dix aquell evangeli molt alt ab lo qual es diu: In principio era Verbum. [...] E per so sant Joan Evangelista es pintat per la santa Església en semblant de àguila". No hay que olvidar que para el cristianismo el evangelio de san Juan es el més elevado, intelectual y espiritualmente. Ello explica la elección del águila para representar al apostol.

Efectivamente en el libro de Clavería de la ciudad de Valencia de 1407, se documenta el gasto realizado "en refer l'àguila representant l'evangelista sent Johan". No obstante, el mismo Llompart considera la posibilidad de que el origen lejano del águila fuera "un entremés profano que hubiera venido a insertarse en Barcelona en la procesión del Corpus y llegara a ser interpretado como símbolo del evangelista".

En este sentido, se puede hacer un paralelismo con el surgimiento de la víbora alada ("vibra" en catalán, aunque el vulgo siempre la reconoció como un dragón), emblema de la cimera de los reyes de Aragón. En el Dietari del antich Concell de Barcelona se documenta por primera vez en la ciudad condal, concretamente en 1399, una águila y una víbora, las cuales fueron trasladadas a Zaragoza para las fiestas de la coronación del rey Martín I. En un principio la víbora fue identificada con el dragón de San Jorge, pero pronto fue reconocida como un dragón de fuego griego, es decir, el que saca fuego por sus fauces. Por lo tanto, la identificación de estas figuras podía ir cambiando con el tiempo. Parece ser que al principio las águilas no bailaban durante la procesión, sino que caminaban con paso solemne. Según la documentación, fue a partir del siglo XVI que empezaron a bailar. En el Corpus de 1539 " seguien XII músichs de diversos struments, revestits ab camis blanch y ales en quiscú, ab màscares ha modo d'àngels, com per lo semblant dita Ciudat los setisfà de sos treballs y los done vestiments, en mig dels quals acustume de anar un bulto de àguila, tota daurada, aportantla hun home e mostrant-se de mig en avall y aquell va dansant y ballant ab lo so de dits struments en aquells lochs e places es ben vist als qui lo guien". En el siglo XVIII, llegaron a desfilar tres águilas a la vez. Lo vemos en el caso de Valencia (1780) donde, según Mariano Ortíz, se documentan un "águila mayor y dos aguiluchos".

En cuanto a los materiales, las águilas más antiguas, según la documentación, estaban hechas de pieles. Así, el 27 de junio de 1550 se pagó al maestro Nicolás Credensa " per lo vestir de nou la àguila que serveix per la processó del Corpus de plomes daurades de or fi per la cuha y ales de aquella y de cabrit daurat de or tot lo cors, coll y cames y per corona de coure entallada, soldada e daurada de or fi". En cambio, en 1654, el águila de Valencia estaba hecha " de fusta de faig la qual es cobria con or de bandereta de emplomissar la àguila".

Al contrario de lo que sucedió con los gigantes, cossiers o cavallets cotoners, que han sobrevivido hasta el día de hoy, las águilas no consiguieron perseverar tras la prohibición de estas figuras en el Corpus a finales del siglo XVIII, con la excepción, como ya se ha advertido, de las águilas de Pollença.

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