Cort y la asociación de vecinos del Coll d'en Rabassa reclaman a Costas que repare el muro, que lleva más de dos años agrietado por la parte inferior y se está inclinando de forma paulatina hacia el mar, por lo que existe un grave peligro de que finalmente se caiga. De hecho, en febrero se instalaron vallas de protección en el tramo en mal estado debido al riesgo que suponía para los numerosos paseantes (residentes, turistas y pacientes de Sant Joan de Déu) que frecuentan la zona.

Cuando comenzó a aparecer la grieta, hace alrededor de dos años y medio, la asociación de vecinos envió una queja a Demarcación de Costas, que es quien tiene las competencias del paseo. Ante la falta de soluciones, el presidente de la entidad, Joan Forteza, que también es el de la Federación de Vecinos, informó del problema al policía de barrio, quien remitió la denuncia al Ayuntamiento. Tras ello, el área de Infraestructuras envió otra petición al organismo estatal para que repare el muro de protección.

Forteza critica que la dejación por parte de Costas durante todo este tiempo obligará a realizar una intervención importante en la zona y advierte de la urgencia de hacer una reforma cuanto antes, "debido a que en breve vendrán los temporales y empeorarán con creces la situación". Un oleaje de ciertas dimensiones podrá tirar definitivamente la escalinata de acceso a la costa, ya que ahora se encuentra muy inclinada, según se puede apreciar fácilmente al otro lado del muro de piedra. Mientras tanto, los viandantes se deben desviar un tramo y pasear por el carril bici, con el peligro que conlleva por la gran cantidad de usuarios que tiene.

Otros elementos del paseo que se han visto perjudicados por la inclinación del muro han sido los adoquines lindantes a él, además de uno de los pinos de la primera línea, que tuvo que ser talado por su inclinación. Ahora los vecinos piden que se tape el agujero y que se sustente con un puntal el único pino que queda, debido a que también está inclinado.