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Mujeres de hoy

Kika Simó Alemany: "Mi casa está en Calcuta, junto a los niños; a Mallorca vuelvo a buscar dinero"

La voluntaria mallorquina montó la ong Los niños de Topsia. Su historia sale en ´Todos los caminos llevan a India´

Kika Simó sueña con volver a Calcuta pero, por el momento, "está difícil". B. Ramon

¿Qué hace una mujer blanca en un slum de Calcuta donde pobreza, miseria, hacinamiento, insalubridad son el día a día de sus habitantes? ¿Qué llevó a Kika Simó Alemany, una mallorquina nacida en Palma en 1969, a montar la oenegé Los niños de Topsia -así se llama este barrio marginal de la ciudad india- diez años atrás?

Ella, que vivía mejor que bien, trabajaba en una compañía aérea en Holanda donde los salarios duplican o triplican a los que se pagan en España, lo dejó todo para “hacer algo”.

Le bastó ver la sonrisa de aquellos niños. Orientada por sus padres, decidió montar un lugar -llamarlo escuela sería demasiado- donde los críos pudieran ir a clases de preparación para la escuela primaria.

Su historia se ha incluido en el libro Todos los caminos llevan a India, de Loreto Hernández.

Kika Simó está prácticamente sola al frente de esta asociación “modesta”, como ella misma precisa, que sigue en pie por el coraje de esta mujer que rompe a llorar cuando confiesa que “no les abandonaré a pesar de que cada vez me cuesta más ir a allá porque no tengo suficiente dinero”.

¿Cómo ha conseguido que su “modesta” ONG siga adelante?

La verdad es que en la actualidad lo estoy pasando mal porque cada vez cuesta más conseguir fondos. En estos diez años han pasado muchas cosas, entre otras, perder mi trabajo que me permitía ir a Topsia a ver de cerca cómo estaban funcionando las cosas. Ahora, aunque siempre hay personas generosas, cada vez nos cuesta más conseguir fondos.

¿Por qué?

Estamos a la sombra de grandes ong. En India la gente cree que solo está la Fundación de Vicente Ferrer, que hace una labor encomiable; él es mi maestro, un ejemplo a seguir; pero hay muchísimas más organizaciones, pequeñas, invisibles, pero aportamos nuestro granito de arena.

¿Hay ONG de primera y segunda clase?

No lo diría así. Lo que sí es cierto es que somos demasiadas y eso provoca saturación en las personas que tienen que ayudar. Y claro, se apuesta por dar dinero a las más conocidas olvidando que hay muchas ONG españolas humildes pero necesarias también.

¿Cuéntenos cómo nació la suya, qué hace exactamente Los niños de Topsia?

Yo vivía en Amsterdam. Fui a Tailandia un mes antes del tsunami y al ver tanta pobreza se me despertaron las ganas de hacer algo. Quise hacer voluntariado pero me pedían dinero tanto en Tailandia como en África. Me extrañó. Acabé en la organización de la Madre Teresa de Calcuta.La última semana antes de regresar fui al slum de Topsia. No sé qué me ocurrió per ante aquella injusticia, aquellos niños decidí hacer algo. Fue algo instintivo. Le pedí al chico que hizo de guía que me ayudase. En Amsterdam tenía un buen trabajo pero solo 35 días de vacaciones al año. No era suficiente, así que decidí trasladarme a Mallorca, trabajar seis meses en el aeropuerto y luego regresar a Calcuta. Así lo fui haciendo hasta que me despidieron y se complicaron las cosas. Pero la ONG sigue. En diez años, de aquella pequeña chabola donde iban los niños a la actualidad, que hemos podido abrir cinco escuelas oficiales. Los niños de Topsia dan clases de preparación para que entren en la escuela primaria.

¿Cuánto cuesta cada niño por curso escolar?

La ONG al mes supone un gasto de 650 euros. Trabajan ocho personas, todas mujeres, y se les paga un salario. Las matrículas cuestan entre 25-40 euros con libros incluidos. En India los escolares van con uniforme, eso suponen unos 15-20 euros mes. Al mes, son 3 euros por niño. El curso escolar es de unos cien euros. El salario base es de unos 30 euros al mes.

¿Cuántos niños se están escolarizando?

Empecé con 30 niños; y en estos años se han escolarizado 137. Hemos ampliado las edades porque empezamos con niños de 3 y 4 años, pero somos flexibles porque a veces llegan más mayores.

¿Qué ocurre después con esos niños?

Se presentan a un examen oficial y si lo aprueban, pueden ir a escuelas oficiales. También pueden seguir con nosotros para recibir clases de repaso.

¿Cómo lo financia? ha comentado que perdió su trabajo. ¿Cuenta con socios, apoyo financiero, o está sola?

(Se le entristece el rostro) Ahora no vivo los mejores momentos. Tengo algunos amigos y mi hermana que me apoyan, pero poco más. Estos años he obtenido financiación de la venta de productos en los mercadillos solidarios que hay en toda la isla.

¿Suficiente? ¿Qué vende?

Me fui a Calcuta a comprar cosas y venderlas después aquí, desde ropa, abalorios, etcétera. Al principio iba muy bien, pero ahora somos demasiados vendiendo.

Sin embargo, ha alcanzado los diez años. ¿Qué le ha aportado a usted abrir sola una ONG?

El cariño de los niños, ver sus sonrisas. Cuando me llaman Kika mum, es una felicidad tan grande que olvido todos los problemas.

¿Qué le dijeron cuando le contó a sus familiares, amigos que iba a dejar su trabajo para montar Los niños de Topsia??

En Holanda no entendían nada, y me preguntaban qué era lo que quería demostrar. Pero tuve apoyo económico. En Mallorca, muchos tampoco lo entendieron. Pensaban que ‘estaba loca’. Decían, ¡una locura más de Kika! Mi hermana sí me apoyó desde el principio, y lo sigue haciendo.

¿Las niñas también acuden a su ONG? ¿Usted ha sido testigo de matrimonios forzosos?

En dos ocasiones lo viví; aunque la última, era una cría de 16 años que aseguraba casarse por amor. Hablo con las madres para recordarles que son niñas...

¿Lo suyo es caridad?

No. Lo que yo hago es algo que tendría que hacer todo el mundo. Yo no soy creyente; lo hago por las personas. Creo que con poco se puede hacer mucho.

Se han destapado casos de auténtico lucro a costa del ‘dolor ajeno’ en países del Tercer Mundo. ¿Dónde está el límite entre el voluntariado y el negocio?

El voluntariado es creer en ello; tú qiuieres ayudar; lo otro es explotación. Por ejemplo, hay ONG españolas que pagan 2.500 euros de sueldos mensuales, que me parece una barbaridad. Total, para montar fiestas solidarias con dineros de los socios.

¿Cuánto gana usted?

400 euros al mes.

De verdad, no sé cómo hace para seguir con la ONG. Pida un deseo.

Lo que me gustaría es que la gente fuese consciente de lo que pasa y de que puede ayudar a cambiar el mundo. Yo me he desprendido de mi estatus. Mi maleta es esto. (Abre los dedos de una mano; no alcanza 40 centímetros).

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