Los cuernos y parte del cráneo de un macho cabrío llevan meses tirados en el alcorque de uno de los árboles de la rotonda situada frente al restaurante es Muntant, muy cerca de la última parada de autobús de la línea 16.

Pese a que este alcorque tiene hojarasca, es fácil apreciar los cuernos del boc, como se llama en catalán.