Sorpresa, tristeza y resignación son los sentimientos expresados ayer por la asociación de vecinos de Santa Catalina y las parroquias afectadas por el cierre de la iglesia Verge del Carme, cuyo territorio queda anexado a la parroquia de l'Assumpció, en Son Espanyolet, debido a la falta de vocaciones. "No me lo puedo creer, es muy triste, ya que acudían bastantes feligreses y se seguían celebrando los eventos tradicionales, como bodas, bautizos y comuniones", según la presidenta de la entidad vecinal, Jacinta Galindo.

Para ella, "es incomprensible que la Iglesia Católica se quede sin sacerdotes, sin mencionar la disminución de fieles, por lo que empieza a ser hora de que se abra a la sociedad y se adapte al siglo XXI, como ha ocurrido en otras comunidades religiosas". Cree que "si hiciese una reflexión y se modernizase, más gente creyente estaría dispuesta a volver a las iglesias". Respecto a los residentes de Santa Catalina habituales de la Verge del Carme, destacó que el cambio "será un trastorno, ya que deberán acudir a otra iglesia más lejana". El templo recién cerrado se encuentra en la calle Villalonga y l'Assumpcio, en Contestí, a unos 500 metros de distancia.

A otro medio kilómetro está la parroquia de la Inmaculada, más conocida como la de Sant Magí, también en Santa Catalina, por lo que algunos feligreses tendrán más cerca esta que la situada en el barrio de Son Espanyolet.

Su párroco, Josep Amengual, afirmó que "la gente es como el agua, se adapta a lo que haya y escogerá la que más le convenga". Sobre la medida del Obispado de suprimir el Carme, "si han pensado que esto es lo mejor, hay que aceptarlo y acatarlo", añadió.

De igual modo se pronunció el padre Pablo Guerrero en nombre de l'Assumpció y recordó que, en la última década, "la Diócesis de Mallorca está llevando a cabo una reestructuración en la isla debido a que más del 70% del clero tiene más de 70 años y no hay relevo". Por este motivo, en algunos casos, ha unificado varias parroquias en un solo párroco y, en otros, como la Verge del Carme, ha suprimido la parroquia, señaló.

La orden de los Teatinos lleva algo más de un año al frente de la iglesia de la calle Villalonga, tras la marcha de los Carmelitas, por lo que "en la práctica, el único cambio que verán los fieles es la nueva ubicación de la eucaristía y la catequesis, pero todo lo demás será exactamente igual".