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Crónica de antaño

La arquitectura neogótica en Palma

Capilla del Seminari Vell, uno de los mejores exponentes del neogótico en Ciutat. m. massutí

El Romanticismo fue un movimiento artístico y cultural europeo surgido en la segunda mitad del siglo XVIII, el cual se originó como respuesta al Siglo de las Luces. En el campo del Arte se opuso al neoclasicismo considerado demasiado racionalista. En este contexto debe situarse el nacimiento del estilo neogótico, el cual fue aupado por las corrientes cristianas, tanto católicas como anglicanas, por los postulados del Romanticismo y, en algunos casos, por las incipientes corrientes nacionalistas.

Hablar de arquitectura neogótica es hablar sobre todo de Gran Bretaña. En Escocia, muchos años antes de que el escritor Walter Scott se construyese su mansión neogótica de Abbotsford House (1824), Robert Adam ya construía castillos que seguían las líneas arquitectónicas del medievo. El castillo de Culzean, situado en Ayrshire (Escocia), de 1777, es buen ejemplo de ello. Por otro lado, figuras como la de Augustus Puguin (1812-1852) o John Ruskin, aunque antagónicas, son imprescindibles para entender la historia arquitectónica y urbanística del Reino de Unido, aunque su influencia traspasó sus fronteras expandiéndose por el resto de Europa. Pugin reivindicó las formas y espacios arquitectónicos medievales a los que consideraba como la auténtica arquitectura. Una arquitectura genuina frente al "racionalismo pagano" del barroco y el neoclasicismo secular. O el célebre arquitecto James Wyatt, referencia obligada para entender el Collegiate Gothic, estilo que se extendería por los colegios más prestigiosos de Europa y América. El Merton, el Balliol o el Magdalen College de Oxford, o también el House of Lords del palacio de Westminster, llevan su firma. En los idearios de construcciones religiosas, tanto católicas como anglicanas, el neogótico penetró con una fuerza inusitada. La opinión era unánime: el neogótico era el estilo adecuado para las iglesias, pues eran capaces de crear los espacios más puros y espirituales.

Tanto las continuas guerras de la época, como el gusto no disimulado de Napoleón por el neoclasicismo, retardaron la irrupción del neogótico en Francia. A pesar de ello, el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc se convirtió en una de las referencias obligadas de este estilo en toda Europa. Arquitectos españoles como Juan Bautista Peyronet o Antoni Gaudí no escondieron su admiración por él. Actuó en edificios tan importantes de París como la Saint Chapelle, la abadía de Saint Denis -a la que sin duda salvó de la ruina-, o Notre Dame de París; así como actuaciones más amplias como la que ejecutó en la ciudad medieval de Carcassone.

Si hemos de hacer caso a Antonio Llabrés, el Romanticismo llegó a Mallorca de la mano de José María Quadrado, de Tomàs Aguiló o Antoni Montis. Al mismo tiempo, el neogótico en Mallorca tiene nombres propios: el más importante fue Bartomeu Ferrà, influenciado por los escritos de Ruskin, aunque también se deben nombrar a arquitectos como Joaquín Pavía, Guillem Forteza o Juan B. Peyronnet entre otros. No es exagerado afirmar que la arquitectura gótica está en el substrato de la arquitectura tradicional mallorquina. Los magníficos maestros de obras mallorquines que durante generaciones y siglos levantaron edificaciones, jamás abandonaron muchas de las formas de construir del medievo. Quiero decir con ello que el neogótico no fue un lenguaje que se presentase extraño ante los ojos de los mallorquines. Ello explica que el neogótico perviviese largo tiempo en Palma: en la tardía fecha de 1924 se levantó en este estilo la iglesia de los Carmelitas, en el barrio de Santa Catalina. O que personas como Bartomeu Ferrà, considerasen el neogótico como algo connatural al diseño arquitectónico de Palma, la cual mantenía -y sigue manteniendo- no pocos casales medievales que habían sobrevivido al paso de los siglos. De hecho Ferrà construyó una casa señorial neogótica en Can San Simón [hoy sede de la Fundación Barceló], en la calle de Sant Jaume, actuando como un maestro de obras medieval traspasado en el tiempo. Además, al igual que sucedió en Inglaterra, no se debe perder de vista la influencia del cristianismo -en este caso el catolicismo- en el ideario del neogótico mallorquín. Por ello no debe extrañar que muchas de las construcciones neogóticas sean precisamente iglesias.

El primer ejemplo de este tipo de arquitectura fue la nueva fachada de la catedral que se tuvo que reconstruir tras el terremoto de 1851. Fue el arquitecto madrileño Juan Bautista Peyronnet el encargado de proyectar la nueva fachada que diseñaría en estilo neogótico. Al parecer de Antonio Llabrés, el arquitecto madrileño se habría inspirado en el portal lateral de la catedral de Orleans (Francia) para realizar el proyecto de la fachada de la Seu. Al morir Peyronnet en 1875, las obras estaban inacabadas, por lo que el cabildo contrató los servicios de Joaquín Pavía -por cierto, sobrino del General Pavía- que pudo finalizar la fachada hacia 1884. El neogótico de Peyronnet fue criticado por muchas personas, entre ellas importantes defensores del estilo neomedieval. Por ejemplo, José Mª Quadrado dijo del arquitecto madrileño que era "supinamente inexperto" o se quejó de él sobre sus "pretensiones de humillar la atrevida sencillez de los primitivos". O Bartomeu Ferrà, mucho más duro con él, dejó escritas joyas como "si el arte gótico no tiene en España quien mejor lo sepa interpretar que el Sr. Peyronnet, ¡pobre arquitectura gótica española!, o también esta frase aparecida en una carta dirigida a Marian Aguiló: " lo unich que hey ha bó en tota l'obra realisada segons els plans de l'arquitecte Peyronet son ses pedres como á material de construcció".

La actual sede presidencial del Consell, antes Diputación Provincial, es otro exponente destacado de la arquitectura neogótica en Palma, seguramente la más representativa de la arquitectura civil en ese estilo. Las obras empezaron en 1882 bajo las órdenes y proyecto de Joaquín Pavía. Antonio Llabrés sugiere que para el diseño de este singular edificio, Pavía se había inspirado en las construcciones de Bruselas, ciudad en la que había trabajado. En 1885 las obras de este bello edificio quedaron bajo la dirección del arquitecto provincial Juan Guasp. Los arquitectos Guillermo Reynés y José Alomar también participaron en la obras: en el salón de plenos y en la escalera principal, respectivamente.

Por encargo del obispo Cervera, en 1887 Bartomeu Ferrà proyectó la iglesia del Seminario -hoy Seminari Vell- que luego presentaría algunas modificaciones realizadas por Juan Sureda y especialmente por el rector del Seminario, Miguel Maura, quien también fue el director de la obra. Sin duda, este edificio es uno de los mejores exponentes de la arquitectura neogótica palmesana, tanto en su parte exterior como en su decoración interior.

En 1894 se empezaron las obras de la nueva fachada de la parroquia de Santa Eulalia. El diseño neogótico de este frontis fue realizado por Juan Sureda que, sin ser arquitecto, trazó los planos de la fachada y no pocos elementos del interior del templo. De la fachada destaca su elevado campanario que, según Soledad Quiroga, es deudor "de l'abadia de Brantôme, a Francia, reconegut per Viollet-le-Duc com excel·lent model de construccions en el seu estil". El portal de acceso es una robusta y austera puerta neogótica, fiel a los cánones del gótico mallorquín. Antonio Llabrés interpretó que este portal es deudor de las dos puertas laterales del mismo temple -aunque de dimensiones más reducidas-, y también del portal dels Vermells en la Catedral. Siguiendo la tradición, en el tímpano se encuentra una escultura de Santa Eulalia, obra de Llorenç Ferrer.

Un ejemplo tardío de construcción neogótica es la iglesia de los Carmelitas, en el barrio de Santa de Catalina. En 1927 se empezó el templo según el proyecto realizado por Manuel Raspall. A diferencia de los ejemplos anteriores, aquí no encontramos apenas decoración escultórica alguna en los detalles constructivos. La austeridad es cisterciense, aunque algunos autores han querido ver en ello la influencia de la arquitectura racionalista, corriente extendida en aquellos años.

Hay muchos más ejemplos de arquitectura neogótica, tanto en Palma como en el resto de la isla, que demuestran la gran influencia que tuvo este estilo arquitectónico en Mallorca. Personajes de la talla como José María Quadrado o Bartomeu Ferrà vieron en el neogótico el estilo natural de su patria y, al igual que los ingleses encabezados por John Ruskin, no disimularon su "desdén por una manera clasicista de origen foráneo": el barroco y el neoclasicismo, a los que nunca quisieron entender.

*Cronista oficial de Palma

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