Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crónica de antaño

Los 'novatores' del siglo XVII en Palma

Retrato de Vicenç Mut, uno de los más destacados 'novatores' de Mallorca. diario de mallorca

Estáis advertidos, vosotros, los hombres de acción, no sois más que las herramientas inconscientes de los pensadores, quienes, en su humilde quietud, han diseñado a menudo vuestros más concretos planes de acción". Con esa aseveración, una vez más, nos recuerda Isaiah Berlin sobre la importancia de las ideas como motor esencial del desarrollo de las sociedades.

En la Palma del siglo XVII las ideas también fluyeron por la cabeza de algunos de sus ciudadanos. En muchos casos esas ideas estaban conectadas con los flujos del pensamiento europeo, alimentado por las reflexiones de intelectuales como Baruch Spinoza, Thomas Hobbes o John Locke. En España, en aquella época, a esos pensadores de ideas nuevas se les denominó novatores. Sus reflexiones estaban encaminadas a mejorar la sociedad en que les había tocado vivir. Para conseguir sus propósitos vieron indispensable ir sustituyendo paulatinamente, desde la moderación, la cosmovisión escolástica por otra de carácter racional y científica. Aunque pueda parecer paradójico, o por lo menos sorprendente, muchos de estos pensadores surgieron de las filas más conservadoras: la Iglesia y la oligarquía político-económica. Los novatores aplicaron sus métodos innovadores -es decir, científicos- en el campo de la filosofía natural, evitando extenderlos a otros (la lógica o la metafísica) que hubieran colisionado frontalmente con la escolástica, la cual apuntalaba ideológicamente a la Iglesia católica. Sebastià Trias Mercant en su Història del pensament a Mallorca va más allá al afirmar que los innovadores científicos fueron también los más conservadores en las ideas filosóficas y religiosas. Así de retorcida y complicada se muestra siempre la realidad.

Otro autor, Jaume Serra, relaciona directamente la aparición de la ciencia moderna en Palma con la llegada de los jesuitas y el establecimiento de las escuelas de Montesión. Concretamente apunta a la figura del jesuita Macià Borrassà (Palma, 1531-1607) como el introductor de los métodos científicos para la interpretación de la realidad. En este sentido, Borrassà puede ser considerado un filósofo de la naturaleza pues "consideraba que la base de la concepción del mundo (la astronomía teórica) se tenía que buscar en la geometría y la aritmética, y precisamente aquí hay uno de sus aspectos más innovadores". Otra figura contemporánea de Borrassà que también destacó en el campo de ciencia fue sin duda Joan Binimelis (Manacor, 1539-1616), que además de escribir la primera historia de Mallorca y ser médico, también destacó como matemático. Ambos autores, junto a algunos otros, anunciaron a la siguiente generación: los científicos del siglo XVII. Uno de los primeros y más destacados novatores mallorquines fue Vicenç Mut (1614-1687).

Efectivamente, Mut siempre defendió la supremacía de la observación y la experiencia como metodología para conocer la verdad. O al menos acercarse a ella. Fue historiador -cronista de la Ciudad y Reino de Mallorca-, matemático -levantó el famoso mapa de Mallorca orientado al sur (aquel que aparece girado)-, ingeniero militar -dirigió algunas obras de las murallas de Palma y Alcúdia-, astrónomo? Según Víctor Navarro, fue uno de los introductores de la física moderna y la astronomía en España y el primer autor español que citó a Galileo Galilei (1564-1642). En este campo destacó con el trabajo sobre el seguimiento y estudio del cometa que se pudo observar en 1664, del cual, parece ser, pudo explicar su trayectoria parabólica. Basta este último ejemplo para constatar que Mut ya no es un autor de la escolástica tradicional, aquella que todavía creía que la astronomía formaba parte de la filosofía en la medida en que las respuestas a las preguntas que versaban sobre las estrellas y los planetas no estaban determinadas por la observación, la experimentación o el cálculo, sino dominadas por nociones no empíricas como, por ejemplo, las de los cuerpos perfectos determinados a seguir caminos circulares a causa de sus propios objetivos a su propia esencia, que eran debidos a Dios o a la naturaleza. Indiscutiblemente, Mut fue un acérrimo defensor del predominio de la observación y la experiencia.

Figuras como las de Diego Desclapers con su tratado de matemáticas Oratio in laudem scientiarum mathematicorum, considerado como uno de los intelectuales más importantes del siglo XVII mallorquín; el médico Pere Nofre Esteva, que demostró su confianza en el empirismo y la razón al afirmar que "por fundarse esta opinión, que sigo, y quiero defender más en experiencia y razón que en autoridad"; el singularísimo e interesante caso de Nicolau Oliver, luego convertido al judaísmo con el nombre de David Judà y que acabó viviendo en Amsterdam convirtiéndose en cronista real y cosmógrafo de los Países Bajos; y algunos otros novatores con su actitud, la aplicación de los métodos empíricos y racionales y la publicación de sus sorprendentes estudios desbrozaron lentamente el camino para el desembarco posterior de la Ilustración, aquella misma que cambiaría el destino de Europa y de América.

Compartir el artículo

stats