La activista 'yayoflauta' Maria Bover regaba ayer el huerto del Jardí d'Epicur minutos antes de que varios agentes de la Policía Nacional entrasen en el solar de las calles Bisbe Maura y Joaquim Maria Bover para desalojarlo. La "abuela" del jardín okupado poco después del 15-M, hace ya seis años, tuvo que sentarse después de que los policías precintasen el recinto, "acalorada y angustiada" por lo que sucedía. "Estoy muy nerviosa, muy afectada por todo esto, no debería ocurrir", afirmaba con la voz entrecortada. Muchos trataban de animarla, entre ellos Víctor García, el portavoz de los usuarios del "espacio liberado". "Lo hemos creado entre todos y, aunque lo destrocen hoy mismo, volveremos a construir otro con nuestras manos", arengó.

Lo dijo en una improvisada asamblea a primera hora de la mañana ante una treintena de personas, las que acudieron para tratar de evitar el desalojo. En la reunión acordaron salir del solar de forma pacífica y rodeándolo "mientras la Policía precinta un lugar que es beneficioso para la sociedad". Ocurrió sobre las 10,30 horas ante la atenta mirada del propietario del recinto okupado y de la inmobiliaria Oliver Mateu, que no quiso hacer declaraciones y a quien los asistentes corearon numerosas veces: " Oliver Mateu, el jardí no es teu" y "Sois destructores, no constructores".

Orden judicial

Una hora antes llegó el secretario judicial con la orden de desalojo, aunque en esta primera ocasión los okupantes no se marcharon voluntariamente, por lo que el funcionario de los juzgados tuvo que llamar a la Policía Nacional. Si se hubiesen enfrentado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, "sería resistencia a la autoridad, que es delito, porque se está tratando de cumplir una orden del juez", tal como explicó el responsable policial.

El desalojo y precinto posterior transcurrieron con tranquilidad, en todo momento supervisados por los agentes antidisturbios que acudieron en dos furgones media hora después del aviso. Los más de 30 asistentes a la convocatoria del Jardí d'Epicur no dejaron de corear frases contra el propietario del solar y contra quienes "están transformando Mallorca en una Disneylandia para los turistas".

Bancos e inmobiliarias

También arremetieron contra el "entramado entre banqueros e inmobiliarias", debido a que este espacio del Eixample palmesano "era de una empresa que estaba en bancarrota, se lo embargó un banco y estaba abandonado hasta que hace unos meses lo compró Oliver Mateu", según resumió el portavoz. Unos preguntaron al dueño si construiría pisos de lujo o de alquiler vacacional y otros asistentes recordaron que se trata de la misma empresa que tiene el edificio de la plaza Fleming que fue desalojado hace un año tras ser okupado y reconvertido en el centro Ca ses Mopis.

La regidora del Pacto en Cort Aurora Jhardi acudió al desalojo para apoyar la permanencia del huerto colectivo y explicó que el consistorio intentó "abrir una vía de diálogo con la propiedad para mantener el espacio, aunque no fue posible". Mientras los políticos estudian "ofrecer una alternativa en un solar municipal", según la concejala, los activistas se han adelantado y ayer okuparon un trozo de tierra del parque de ses Estacions, muy cerca de allí, para volver a empezar. La frase de la gran pancarta 'El Jardí d'Epicur no es toca' no se cumplirá ni Maria seguirá regando los tomates, ya que el solar ha sido vallado, pero los impulsores del huerto no se han quedado de brazos cruzados.