Desplazarse por Palma hoy en día puede convertirse en todo un reto. ¿Cuál es la mejor opción para viajar por la ciudad si tienes prisa? Este periódico decidió hacer un experimento para comprobar qué es mejor, ¿utilizar el transporte público, el coche o mejor moverse en bicicleta? La semana pasada se realizó el mismo trayecto, desde la sede de Diario de Mallorca, desde Nou Llevant, hasta la plaza de Cort, con estos tres medios de transporte para valorar las ventajas e inconvenientes de cada elección.
Jueves, 20 de julio, 11.00 horas. Me dispongo a ir en coche desde el parking de la sede del periódico hasta la plaza del Ayuntamiento y, hasta llegar a la esquina del paseo Marítimo con el nuevo Palacio de Congresos, parece que el tráfico es fluido. Pero, a medida que me voy adentrando, el tráfico es cada vez más lento.
Coches, autobuses, taxis, motos y, sobre todo, vehículos de alquiler se van multiplicando a medida que avanzo. Después de varios minutos, consigo llegar a Jaime III y, como era de esperar, se forma un atasco antes de girar hacia el Passeig del Born. Coches en doble fila, gente cruzando por la calzada, semáforos que están más tiempo en rojo que en verde... ralentizan el desplazamiento.
Diecisiete minutos después, consigo llegar a la plaza de la Reina, pero todavía queda la tarea más complicada del viaje en coche: estacionar. Busco una plaza para aparcar, pero desisto unas vueltas después ante la aglomeración de turismos. Decido dejar el coche en un aparcamiento subterráneo, pero, lamentablemente, el más cercano, el de Antoni Maura, está completo. Por suerte, en el siguiente subterráneo más próximo, el de plaça Major, consigo estacionar mi vehículo y continuar el desplazamiento hasta Cort. Poco más de 30 minutos después de la salida llego a mi destino. Está claro que esta opción no es la más recomendable si tienes prisa.
13.30 horas. Repito el trayecto, pero ahora en bicicleta. Me dirijo hacia las avenidas por la calle Joan Maragall y en breves minutos estoy ahí, sin ningún problema ni obstáculo porque no hay muchos ciclistas utilizando el carril bici. A continuación, voy dirección a la plaza de Santa Eulàlia por el centro histórico, y el único inconveniente que se puede encontrar son los tramos donde no hay carril bici y hay viandantes, pero en unos diez minutos consigues llegar a tu destino. Lo mejor de este medio de transporte es no tener que dar vueltas y vueltas para conseguir estacionar y, además, poder llegar hasta la plaza del Ayuntamiento, ya que con el coche no te puedes adentrar si no tienes acceso a la zona Acire. Cabe decir que, aunque es la mejor opción temporal y económicamente hablando, noté en falta el aire acondicionado que podía llevar en el coche. En verano, las altas temperaturas y el esfuerzo físico son lo peor de esta opción.
16.30 horas: trayecto en transporte público. Salgo del periódico y camino durante dos minutos hasta la parada de autobús de la Avinguda Gabriel Roca para coger la línea 25. Espero seis minutos hasta que aparece el vehículo, aunque esto varía dependiendo del instante en el que llegues a la parada. El autobús recorre el final de la autopista de Llevant y gira en la avinguda d´Antoni Maura. El tráfico no es del todo fluido, pero lo que realmente ralentiza esta opción son las paradas que va haciendo el servicio. Casi 20 minutos después llego a la parada en la que tengo que bajar: plaza de la Reina. A partir de aquí, solo tengo que caminar unos cinco minutos hasta llegar al destino.
Con este último medio de transporte vuelve a ser un alivio no tener que estacionar, aunque el tiempo del desplazamiento se parece mucho al de ir en coche. Además, que sufras calor depende del autobús que te toque y de la cantidad de personas que haya. Parece que la mejor de las opciones es la bicicleta, aunque es importante llevar una botella de agua para no deshidratarse.
