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Patrimonio

El olivo de Cort venció al abeto y al cedro

Los Batle Vidal donaron este árbol centenario procedente de su finca Pedruixella - "Nos duele ver cómo algunos turistas lo maltratan", dice el hijo

El olivo centenario de Cort, atacado por una 'plaga' de turistas

El olivo centenario de Cort, atacado por una 'plaga' de turistas

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El olivo centenario de Cort, atacado por una 'plaga' de turistas Lourdes Duran

Se intentó con un cedro de Líbano pero el surco abierto en la plaza de Cort no le fue favorable como tampoco lo fue el abeto. Sería un olivo el que arraigara en el corazón de la ciudad. El 4 de mayo de 1989, se plantó un ejemplar de este árbol milenario tras la donación de la familia Batle Vidal, propietarios de la finca Pedruixella Petit, situada en Pollença. Su hijo, el médico Juan Miguel recuerda cómo acabó el olivo al que hoy, Cort, debe proteger del ultraje de los turistas y su afán de inmortalizarse subidos al árbol histórico.

"Desde el Ayuntamiento se nos dijo que nos querían comprar el olivo, pero yo convencí a mis padres que hicieran una donación. El olivo era parte de la finca que mis padres compraron en los años setenta, y esa olivera era parte de su corazón. ¿Cómo íbamos a venderla? Si das algo, te sientes más libre", cuenta Juan Miguel.

En aquel momento, el alcalde era Ramon Aguiló pero fue el concejal Carlos J. Aguilar, quien se encargó de toda la operación. Lo único que tuvo que satisfacer el Consistorio fueron los gastos de desplazamiento. El olivo pesaba diez toneladas, y su traslado fue complejo.

El hijo recuerda que en los años 80 "aún no estaban de moda los olivos; ahora es habitual verlos en fincas adornando sus jardines", de ahí que resultara extraño verlo en el centro de Cort.

Recelos

La elección de plantar primero un abeto y luego un cedro libanés fue debido a que eran vistos más representativos como adornos navideños. El olivo de Cort fue visto con recelo por muchos de los residentes de la ciudad. Sin embargo, ahí sigue, casi tres décadas después.

El icono más maltratado por los muchos turistas de esta ciudad de éxito, que no dudan en encaramarse a sus ramas para echar mano del palo selfie e inmortalizarse, ha provocado entre los Batle Vidal "una gran tristeza". La madre, Rosa Vidal, falleció unos meses atrás.

Ahora Cort ha colocado una valla provisional para evitar este acto incívico acto incívico mientras "piensa qué medidas pueden ser las más idóneas" para evitar que se escale al olivo histórico. "Se está desgastando su piel y con los roces de los zapatos, se les están provocando úlceras al olivo", señala con dolor Juan Miguel Batle Vidal.

Los Batle Vidal, Jaime y Rosa, y sus hijos Juan Miguel, Francisca y Santiago.

Cuando su padre Jaime Batle, que fue presidente de la Federación de Transporte y propietario de la cadena de hoteles Mallorca Punta Cana, y su madre, donaron el olivo se puso una placa, pero años después fue robada. No han colocada otra. "Nos dolió, pero no dijimos nada", cuenta Batle Vidal.

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