La empresa de zapatos Gorila fue innovadora en su época gracias a la durabilidad del calzado. La antigua fábrica que tenía en el barrio de la Soledat quiere volver a innovar. Sus propietarios se han interesado por el proyecto urbanístico de Cort en Nou Llevant debido a que "ven que podría ser importante participar en la redefinición de la Soledat, que se verá influida por la transformación del ámbito a desarrollar", según el director general de Urbanismo. "Los antiguos espacios fabriles, como Gorila y Can Ribas, tienen la capacidad de ofrecer una identidad propia con su recuperación, por lo que se está estudiando qué papel podría tener el edificio" ahora abandonado.

Este patrimonio industrial de la ciudad podría servir de atractivo "para que se produzca un mayor intercambio social de la Soledat con otros barrios y pierda su carácter marginal", concluye Biel Horrach. Todo dependerá de cuál sea al final el futuro del inmueble.