Las algas y el lodo invaden el cauce del torrente de sa Riera a la altura del paseo Mallorca y los malos olores son una constante, tal como denuncian residentes y viandantes que transitan por la zona, sobre todo por la parte que linda con el parque de sa Feixina y la desembocadura. La situación se repite todos los años, aunque el año pasado los operarios de la empresa municipal de limpieza Emaya iniciaron la retirada de los residuos a principios del mes de junio, por lo que la antiestética imagen duró menos. A esto hay que añadir que las temperaturas elevadas propias del verano se han adelantado.

Los sedimentos del agua de la potabilizadora de Son Tugores que es vertida en sa Riera se van depositando en el cauce y, como no hay un sistema de bombeo para que el líquido circule, este material se queda en el fondo del torrente y va creciendo.